viernes, febrero 16, 2007

En mi cama

Tranquilamente levanté las sabanas y me introduje en mi cama, pensando sólo en la cansado que estaba y apenas acomodaba mi cuerpo para descansar, sentí a otra persona tras de mí; sentí una pierna pesada que cayó sobre las mías y en el curso de un instante muchas cosas pasaron por mi mente; al poner atención me di cuenta que era una pierna delgada, por lo cual, pensé que era una mujer. En otras condiciones una sonrisa se dibujaría en mi cara pero, en lugar de eso, un escalofrío recorrió mi cuerpo, sentía que era una pierna peluda la que me enredaba; imaginé una tarántula u otra cosa peor a mi lado. De inmediato traté de dar un salto pero éste ser extraño me sujetaba por la espalda, hice fuerzas para escapar y cuando di el jalón desperté empapado de sudor. Pensé que había sido una pesadilla y me levanté al baño; sentía miedo de caminar, de pisar la alfombra y de buscar el apagador en la oscuridad. Me di un regaderazo para relajarme y terminar de despertar, quería sentir que aquello soñado no me pasó ni me iba a pasar. Cuando terminé y abrí la puerta del baño me encontré en otro sitio que no era mi recamara, intenté retroceder pero fue inútil, tampoco había baño ni toalla sobre mi cuerpo, lo único que miraba eran las patas de una araña tratándome de atrapar.

Desperté hace unos días, arañado y sin saber donde estaba. Hay gente que se asoma por una especie de ventana, me miran y luego me encierran. Gente que me trae almuerzo cuando ya parece que es tarde, creo que por eso llegan fríos pero ni modo que los desaire. No entiendo que esta pasando, siento frío, luego calor y cuando quiero dormir para olvidar, todo comienza a dar vueltas y termino vomitando. Así que siento estar despierto desde no sé cuando. Recuerdo que las cosas se cambiaron de lugar, que las llaves estaban calientes y moradas. No sé si aún estoy vivo o al infierno voy llegando, es más, ni siquiera sé quién soy, ni como abrir para saltar. Creo, porque creo creer, que lo mejor sería abandonar este sueño que no es sueño sino irreal tempestad. Es como si hubiese nacido en un barco en alta mar y mis papeles estuvieran mojados, como si mis padres al querer leer lo que en ellos está escrito no los hubiesen entendido y, por ello, me hubieran abandonado. Entonces, siento la tinta azul, casi morada, que se ha escurrido, no veo nada.


Cuando despierto, la luz llega a mí cama y sonriente me carcajeo por lo loco de mis sueños. Doy vuelta entre las sabanas y meto la mano bajo la almohada, pero no la siento. Siento la almohada contra mi cara pero no mi brazo y su extremidad; me levanto para ver que está pasando y al buscar con mi mirada, veo mi mano azul que también está inflamada. Justo al borde veo algo y le pongo atención, es una tarántula que camina despacio, escapando a su rincón.

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