lunes, noviembre 27, 2006

Memoria de mi viaje a Alemania

La ruta de los Sueños

Aeropuerto Internacional de Los Angeles

Esta no es la primera vez que estoy aquí pero si es la más emotiva debido a que estoy por emprender el viaje más largo que he hecho en mi vida. Si una vez fui a Nueva York y lo consideré importante, este viaje debe serlo más pues será mucho más largo y estaré fuera de casa mucho más tiempo; se que las cosas que estoy por conocer no tienen comparación a nada de lo que conozco hasta ahora. ¿O tal vez, sí? aún no lo sé. Sin embargo, a veces, muy en mi interior, dudaba de que fuese a ocurrir, sentía que tal vez yo era de las últimas personas indicadas en hacerlo, quiero decir que conozco a mucha gente con mejor educación, con mejores posibilidades, con buenos trabajos y cualquiera que estuviese al tanto de la situación pensaría que ellos deberían de ir primero. Creo que sería un sueño para muchos, pues irme a vivir tres meses a Europa y tener la posibilidad de visitar tan antiguos e importantes lugares me parecía demasiado lejano y bello para ser cierto. Ahora, después de arreglar todo lo necesario para ausentarme de casa por una temporada y ya a punto de usar el boleto de avión y con seguro de vida, maletas, ropa gruesa para el frío, pasaporte, los térmicos, guantes, medicina (porque allá no es fácil conseguir las cosas que uno usa), cámara fotográfica, etc, etc, etc… sólo así me la empiezo a creer. Aunque no es fácil, la sensación de incredulidad se ha mantenido ahí. Ayer, cuando pasé a saludar a unos amigos tuve que confesar que estaba nervioso. Sigo un poco nervioso pero ya todo lo vívido me ha ido dejando claro que sí estoy aquí y que sí está sucediendo todo esto.

La despedida fue muy emotiva, tuve oportunidad de despedirme de muchos amigos, sin embargo me faltó hacerlo de casi la mitad de los que tengo; aunque hice lo que pude: el tiempo voló en los últimos días y en las últimas noches prácticamente no dormí de cosas que tenía que hacer.

El aeropuerto de Los Angeles, el LAX para ser claro y evitar confusiones porque no sé cuantos más aeropuertos tiene esta enorme ciudad, es un aeropuerto moderno, y aunque por ello es un poco frío, a mi me trae buenos recuerdos. Aquí he recogido a la persona que más quiero, por ejemplo, pero los recuerdos que inexplicablemente vienen siempre a mi mente son los de las personas que han pasado por aquí y no me refiero a las importantes personalidades que van o vienen por estas salas, sin duda las habrá actores y cantantes, reyes y magnates ¡No! Yo me refiero a las personas que me han contado de sus viajes y me dijeron que pasaron por aquí; a ellos son a quienes recuerdo y me los imagino con sus equipajes, vestidos de una forma como yo no les conozco, yendo a España o a Hawai, con sus vidas por delante sin saber que un día yo estaría aquí, viéndolos pasar, aunque sólo sea en mi imaginación.

De pronto tengo que dejar de hacer lo que hago en la libreta universitaria que siempre cargo cuando viajo. Un grupo de personas empiezan a ocupar los asientos de los lados. Son de origen asiático y hablan una lengua extraña, no suena como el chino o el japonés, ni como el coreano, idiomas que ya antes he escuchado. Se me figuran más bien camboyanos o vietnamitas. Tal vez malasios. Sus voces suenan tan nuevas para mí que decido poner atención a su forma de hablar. Pertenecen a una banda de música pues traen muchas maletas y muchos instrumentos, los han colocado alrededor de mí, unos en el suelo y otros sobre las sillas, otras atrás de ellas, en pocos minutos he quedado inmovilizado, las maletas y los músicos ocupan todo el espacio alrededor de mí. Si su música es como sus voces entonces de seguro es buena pues su charla se escucha como una especie de altercado en donde se mezclan todas las emociones. Modulan tanto sus voces que alcanzó a escuchar el eco de ellas. A mi me parece que me dijeran: “Soy como tu pero diferente.” Ahí estuve alrededor de una hora, esperando la hora para ir a entregar mis maletas en el mostrador, oyendo las voces de los asiáticos que cantaban canciones o rezaban oraciones o no sé que harían, pero para mi era como si tararearan una melodía y de vez en cuando se escuchaba algún instrumento, pero sólo golpeándose contra el frío piso del aeropuerto, escapándose de alguna maleta o con todo y ella.

Finalmente se llegó la hora, las develadas de la última semana estaban causando efecto y los últimos minutos en ese asiento me los pasé cabeceando, arrullado por tantas palabras suaves, susurradas a mí alrededor. Caminé y descubrí que en la línea en que me debía formar había muchas personas de la India formadas. ¡Claro! Era de esperarse, el avión en el que volaría tenía como destino final la Ciudad de Nueva Delhi, en la India, sólo que haría una parada en Frankfurt y ahí es donde yo me habría de quedar. Nunca había estado tan cerca de gente de la India por tanto tiempo, la impresión que me dieron es el de un pueblo amable, de buen corazón, sencillos y de fuertes vínculos familiares. Sentí un aire de familiaridad entre la gente de mi país y ellos. Sin embargo, después de convivir un poco más con esa gente en el avión, me dí cuenta de que ellos tienen otra forma diferente de vivir; aunque me es difícil describir esa sensación puedo decir que ellos sí tienen otro ritmo, porque noté que se mueven más suavemente y con movimientos más rápidos, como si tuvieran otra secuencia, es sin duda otro ritmo de vida. Es algo así como la forma en que se mueve un gato comparada con la forma en que lo hace un perro; el gato (los hindúes) se mueve suavemente, aparentemente no hace mucha fuerza para desplazarse, es delicado y ligero pero veloz cuando lo necesita; el perro(los occidentales) nos movemos con fuerza, somos más toscos, gastamos más energía y, al final, somos más lentos.

Entregué mis maletas y me fui a abordar el avión, ahora todo aquello si era real.

De entre los pasajeros creo que soy el único mexicano, los demás son en su mayoría gente de Alemania y de la India, algún que otro americano. Después de tres revisiones finalmente abordamos, mi asiento es el 49 K, justo sobre el ala, esto me da seguridad, será un buen viaje.

2 comentarios:

La Babylimoncito dijo...

ESPEREMOS QUE SI TENGAS UN BUEN VIAJE Y REGRESES A ESTE PUEBLITO, JIJIJI SALUDOS JUANJO

Juan-Jo dijo...

Ojala, ¿Y si no?