miércoles, noviembre 29, 2006

La ruta de los Sueños II

Vuelo trasatlántico

Después de abordar y tomar cada quien su asiento el avión comenzó a moverse y, como si fuésemos en una carreola, fuimos llevados a la pista para despegar. Ahí el avión se transformó en un potente Boeing 747 y comenzó su carrera hacia el cielo, elevándose hábilmente hasta que hizo que por la ventanilla la ciudad de Los Angeles cupiera entre mis dedos.
Ya había caído la noche y nos informaron que el avión volaría hacia el noreste, atravesando los Estados Unidos y después se internaría en el espacio aéreo de Canadá y después en Greonlandia, adentrándose posteriormente en el atlántico. Según el piloto, volaríamos sobre Islandia al amanecer y después de un rato sobre Inglaterra, pero ya era tan tarde y yo había tenido días tan pesados que caí dormido y no puede terminar de escuchar todo el plan de vuelo, ni por donde más pasaríamos antes de llegar a nuestro destino. Poco después, un joven Indio que viajaba a mi lado me despertó para que cenara pues ya había pedido por mí. Le agradecí el gesto y le expliqué que de no haber sido por el me habría perdido la cena. El platillo que nos sirvieron era una cosa rarísima que no sé como describir, parecía más bien comida para astronautas que para turistas de avión. Mi compañero de asiento me explicó que esto era una especie de comida hindú, me había pedido eso porque era lo mismo que el comería. Lo comí con precaución, tanteando para no enfermarme pues no quería padecer de diarrea en aquellas circunstancias; la idea de un chorrillo trasatlántico me aterraba.
Afortunadamente no pasó a mayores y al amanecer nuestro avión volaba sobre Islandia. Grandes montañas negras con forma de archipiélago se miraban al fondo y después, poco a poco, se fueron perdiendo entre nubes cada vez más espesas hasta que se perdió completamente cualquier rastro de tierra entre capas de nubes que terminaron por envolver el avión en una cobija blanca que no dejaba ver más que las alas. Una horas más tarde sirvieron el desayuno, esta vez estuve atento para pedir algo no tan extraño y logré conseguir un omellette. Al terminar descubrí que estábamos volando sobre tierra y poco después el capitán informó que pasábamos sobre Inglaterra y que luego sobrevolaríamos el espacio aéreo Holandés. Nunca había estado en tantos países antes de este viaje, lo malo es que desde el avión no se siente nada especial.


Frankfurt ahora estaba a doscientas millas de distancia y nos acercábamos a más de una milla por minuto; sobre Alemania se ven muchas nubes y de cuando en cuando se puede ver más abajo. Ríos y lagos es lo que más logro ver. Pronto me di cuenta que ya estábamos bajando.


Desde el aire Frankfurt se ve verde con ligeros tonos otoñales, con un río que serpentea por toda la ciudad. Desde las alturas también se puede ve el orden allá abajo y muchos, muchos techos rojos.

lunes, noviembre 27, 2006

Memoria de mi viaje a Alemania

La ruta de los Sueños

Aeropuerto Internacional de Los Angeles

Esta no es la primera vez que estoy aquí pero si es la más emotiva debido a que estoy por emprender el viaje más largo que he hecho en mi vida. Si una vez fui a Nueva York y lo consideré importante, este viaje debe serlo más pues será mucho más largo y estaré fuera de casa mucho más tiempo; se que las cosas que estoy por conocer no tienen comparación a nada de lo que conozco hasta ahora. ¿O tal vez, sí? aún no lo sé. Sin embargo, a veces, muy en mi interior, dudaba de que fuese a ocurrir, sentía que tal vez yo era de las últimas personas indicadas en hacerlo, quiero decir que conozco a mucha gente con mejor educación, con mejores posibilidades, con buenos trabajos y cualquiera que estuviese al tanto de la situación pensaría que ellos deberían de ir primero. Creo que sería un sueño para muchos, pues irme a vivir tres meses a Europa y tener la posibilidad de visitar tan antiguos e importantes lugares me parecía demasiado lejano y bello para ser cierto. Ahora, después de arreglar todo lo necesario para ausentarme de casa por una temporada y ya a punto de usar el boleto de avión y con seguro de vida, maletas, ropa gruesa para el frío, pasaporte, los térmicos, guantes, medicina (porque allá no es fácil conseguir las cosas que uno usa), cámara fotográfica, etc, etc, etc… sólo así me la empiezo a creer. Aunque no es fácil, la sensación de incredulidad se ha mantenido ahí. Ayer, cuando pasé a saludar a unos amigos tuve que confesar que estaba nervioso. Sigo un poco nervioso pero ya todo lo vívido me ha ido dejando claro que sí estoy aquí y que sí está sucediendo todo esto.

La despedida fue muy emotiva, tuve oportunidad de despedirme de muchos amigos, sin embargo me faltó hacerlo de casi la mitad de los que tengo; aunque hice lo que pude: el tiempo voló en los últimos días y en las últimas noches prácticamente no dormí de cosas que tenía que hacer.

El aeropuerto de Los Angeles, el LAX para ser claro y evitar confusiones porque no sé cuantos más aeropuertos tiene esta enorme ciudad, es un aeropuerto moderno, y aunque por ello es un poco frío, a mi me trae buenos recuerdos. Aquí he recogido a la persona que más quiero, por ejemplo, pero los recuerdos que inexplicablemente vienen siempre a mi mente son los de las personas que han pasado por aquí y no me refiero a las importantes personalidades que van o vienen por estas salas, sin duda las habrá actores y cantantes, reyes y magnates ¡No! Yo me refiero a las personas que me han contado de sus viajes y me dijeron que pasaron por aquí; a ellos son a quienes recuerdo y me los imagino con sus equipajes, vestidos de una forma como yo no les conozco, yendo a España o a Hawai, con sus vidas por delante sin saber que un día yo estaría aquí, viéndolos pasar, aunque sólo sea en mi imaginación.

De pronto tengo que dejar de hacer lo que hago en la libreta universitaria que siempre cargo cuando viajo. Un grupo de personas empiezan a ocupar los asientos de los lados. Son de origen asiático y hablan una lengua extraña, no suena como el chino o el japonés, ni como el coreano, idiomas que ya antes he escuchado. Se me figuran más bien camboyanos o vietnamitas. Tal vez malasios. Sus voces suenan tan nuevas para mí que decido poner atención a su forma de hablar. Pertenecen a una banda de música pues traen muchas maletas y muchos instrumentos, los han colocado alrededor de mí, unos en el suelo y otros sobre las sillas, otras atrás de ellas, en pocos minutos he quedado inmovilizado, las maletas y los músicos ocupan todo el espacio alrededor de mí. Si su música es como sus voces entonces de seguro es buena pues su charla se escucha como una especie de altercado en donde se mezclan todas las emociones. Modulan tanto sus voces que alcanzó a escuchar el eco de ellas. A mi me parece que me dijeran: “Soy como tu pero diferente.” Ahí estuve alrededor de una hora, esperando la hora para ir a entregar mis maletas en el mostrador, oyendo las voces de los asiáticos que cantaban canciones o rezaban oraciones o no sé que harían, pero para mi era como si tararearan una melodía y de vez en cuando se escuchaba algún instrumento, pero sólo golpeándose contra el frío piso del aeropuerto, escapándose de alguna maleta o con todo y ella.

Finalmente se llegó la hora, las develadas de la última semana estaban causando efecto y los últimos minutos en ese asiento me los pasé cabeceando, arrullado por tantas palabras suaves, susurradas a mí alrededor. Caminé y descubrí que en la línea en que me debía formar había muchas personas de la India formadas. ¡Claro! Era de esperarse, el avión en el que volaría tenía como destino final la Ciudad de Nueva Delhi, en la India, sólo que haría una parada en Frankfurt y ahí es donde yo me habría de quedar. Nunca había estado tan cerca de gente de la India por tanto tiempo, la impresión que me dieron es el de un pueblo amable, de buen corazón, sencillos y de fuertes vínculos familiares. Sentí un aire de familiaridad entre la gente de mi país y ellos. Sin embargo, después de convivir un poco más con esa gente en el avión, me dí cuenta de que ellos tienen otra forma diferente de vivir; aunque me es difícil describir esa sensación puedo decir que ellos sí tienen otro ritmo, porque noté que se mueven más suavemente y con movimientos más rápidos, como si tuvieran otra secuencia, es sin duda otro ritmo de vida. Es algo así como la forma en que se mueve un gato comparada con la forma en que lo hace un perro; el gato (los hindúes) se mueve suavemente, aparentemente no hace mucha fuerza para desplazarse, es delicado y ligero pero veloz cuando lo necesita; el perro(los occidentales) nos movemos con fuerza, somos más toscos, gastamos más energía y, al final, somos más lentos.

Entregué mis maletas y me fui a abordar el avión, ahora todo aquello si era real.

De entre los pasajeros creo que soy el único mexicano, los demás son en su mayoría gente de Alemania y de la India, algún que otro americano. Después de tres revisiones finalmente abordamos, mi asiento es el 49 K, justo sobre el ala, esto me da seguridad, será un buen viaje.

lunes, noviembre 20, 2006

El Sauce




Hace bastantes años ya, en un prospero pueblo mediterráneo, un hombre trajo a su casa un lindo cachorro. Como se acostumbraba en esos tiempos, tomó al pequeño perro y lo amarró de un joven sauce que se mecía al lado de una vieja parra que estaba a un costado de la casa. Pensó que el sauce cuidaría al cachorro y la parra al sauce. El cachorro fue creciendo a la sombra del sauce y, a veces, se orinaba en él; en ese patio todos eran felices, como sólo lo pueden ser los que tienen una familia.
Pero en todas partes existe el mal, hasta en el paraíso como Adán y Eva lo supieron, por eso he de contar aquí que un día, cuando el perro ya era un perro viejo, vio partir a su dueño al campo como durante años lo vio partir todos los días pero esta vez lo vio volver acompañado de cuatro tipos quienes ataron a su dueño del sauce y se metieron en la casa. Se oyeron ruidos por todos los rincones y golpes le sobraron a su amo por no decir que tenía algo de valor. Esos necios no sabían que los hombres buenos no saben mentir. Después de un rato, con todos los quesos del buen hombre en las manos, salieron y se echaron a la sombra del mismo sauce. Desde ahí miraron como ardía la casa mientras su dueño, desesperado, trataba de apagarla. De nada le servía que lo hayan soltado, el fuego ya era muy grande.
Los estúpidos no hacían más que burlarse a carcajadas, con la boca llena, casi vomitando el queso que con las manos se metían a la boca, queriendo tragárselo de un bocado. El perro temeroso en un principio ahora lucía inquieto, ladraba sin saber a donde hasta que se abalanzó sobre los extraños, atacándolos con una furia que nunca antes había mostrado. Apenas pudo morder a uno de ellos cuando una soga lo cogió del cuello y lo jaló, guiándolo hacia su destino; de una gruesa rama del sauce terminó colgado.
El buen hombre no pudo más y dejo salir si ira lanzándose sobre sus agresores. Dos latigazos lo paralizaron y lo hicieron retorcerse sobre el suelo, luego los ingratos malnacidos lo sujetaron al sauce y le dieron de latigazos uno por uno hasta que quedaron exhaustos. Todos creemos que los árboles no sienten pero este sauce estaba sintiendo como cualquier otro puede sentir cuando algo así le pasa a su familia. Triste y desesperado presenciaba como el buen hombre perdía la vida atado a él y en una de sus ramas se mecía sin vida el perro. Así presenció como los malditos sinvergüenzas se alejaban mientras la casa se reducía a cenizas. Ahí maldijo una y mil veces a Dios por no poder hacer nada, por haber sido creado sólo para ser un mudo testigo de lo que les pasó a quienes lo querían. Lo gritó con tantas fuerzas que aún hoy cuando sopla al viento se oye su lamento. Quedo ahí, incapaz, como siguen los sauces hasta ahora, junto a la vieja parra a la que se le marchitaron las uvas que tenía por el fuego; por ello cuenta la leyenda que desde aquel día las uvas se marchitan sin caer al suelo, se hacen pasas con la esperanza de que venga un buen hombre a recogerlas para hacer vino de ellas y también, cuenta la leyenda, que desde entonces los sauces se ven tristes, por eso se llaman sauces llorones.

Clases de Dibujo 8

La ultima clase con Tellez

Como todo en esta vida debe tener un principio y un final, así ha llegado a su fin este periodo de mi vida. Es tiempo de prepararse para otros ver otros horizontes. Sin embargo, antes de embarcarme en una nueva aventura, debo reconocer que esta ha sido muy buena, tal vez de las mejores que he tenido. He aprendido y conocido muchas cosas. Pero además, esta ha dado frutos: amistades duraderas y dibujos que llevan mi nombre, que más puedo pedir, con sueños cumplidos bajo el brazo todo debe marchar bien.
A proposito de todo esto, en la última clase que tuve en el taller de Tellez dibujé esto que se llama Colibrí y que viene a ser el 7/7 de la serie de dibujos que en esa clase pude terminar.



Pero lo mejor de lo que me llevo son los gratos recuerdos que me acompañan y que irán conmigo a dondequiera que vaya.

De los buenos amigos:


De los buenos momentos:


De la linda gente que ahí conocí:


De las interesantes cosas que ahí ví:





Y del arte que ahí todo impregnaba:

Autor: Martín Tellez


Autor: David Silva

Por todas esas cosas quisiera estar ahí de nuevo pero no se puede, ahora estoy muy lejos y esa etapa tuvo que terminar. Como todo en la vida, también un día hubo de comenzar, por eso es mejor aprovechar.

lunes, noviembre 13, 2006

Charla perdurable

Por fin te vuelvo a ver y tú sabes quien eres.

Fue a la orilla de la playa en Playas, con un café en la mano, un rato caminando y otro sentados frente al mar. Fue una plática interesante como todas las que he tenido contigo. Pudimos platicar prácticamente de todo: desde el sabor del café y el significado de Moka. De los asesinatos en Tijuana y por supuesto, Rosarito; de tus aventuras como investigadora y de tu aporte a la humanidad: ¡pobres ratoncitos! De cocainómanos y drogadictos en general, de su futuro relacionado con el nuestro; de policías corruptos y aventuras similares; de los culturosos y sus aguados eventos; de buena música: de tus White Stripes y Bob Dylan; de mi gusto por el bajo y del tuyo por el rock original, más puro. Como siempre me quedo asombrado de tu inteligencia y tu buen gusto. No puedo más que desear que esa charla no se pierda y que no sea la última. Quisiera darte las gracias por algo pero no se de qué, tal vez por que me escuchaste, tal vez por que platicaste muy suave, tal vez por ser como eres. No lo sé, pero de cualquier manera quede encantado. Espero nos volvamos a ver.

SEMEFO


Hace unos años, cuando estudiaba en la Universidad Autónoma de Baja California, se nos impartió una materia denominada Medicina Legal. Esta había sido una de las materias que esperamos tomar con más interés debido a que se nos habían contado muchas cosas acerca de la visita que se haría al Servicio Médico Forense (SEMEFO). Principalmente porque en dicha visita tendríamos la posibilidad de entrar en contacto con cuerpos de personas muertas y aprender acerca de la forma en que se realiza el trabajo médico-forense. Dicha visita se llevo a cabo en las instalaciones ubicadas sobre el Blvd. Fundadores de la Ciudad de Tijuana, lugar a donde nos dirigimos todo el grupo un día por la tarde. Las cosas que pasaron en esa clase fueron de mucho impacto para algunos de nosotros y de gran aprendizaje para todos, siendo las principales las siguientes:
Llegamos y nos encontramos con que ese día tenían tres cadáveres los cuales habían muerto en el transcurso de las 12 de la noche anterior a las 12 del medio día y que eran los que corresponderían a los doctores del turno de la tarde, el Doctor Irán Castillo, nuestro maestro y quien, además, al parecer es encargado de uno de estos turnos nos explicó que ahí se llevan a aquellos cadáveres de personas que fallecieron por causas violentas o no determinables, pues, si hay un fallecido con enfermedad ya conocida y se sabe de que murió a éste no se le realiza la necropsia. Nos dijo así mismo que el SEMEFO esta a cargo de la PGJE (Procuraduría General de Justicia del Estado) y que cuentan con especialistas en diversas materias (médicos, químicos, peritos en balística, etc...) para poder determinar las causas de las muertes y después de esto nos invitó para pasar a la sala del recinto mencionado y pudiésemos apreciar ahí las necropsias. Algunos de mis compañeros no quisieron pasar y prefirieron presenciar la clase desde unas bancas que se encuentran tras un vidrio, de modo tal que se puede ver todo pero no se percibe el olor.
Los que nos decidimos a entrar, al tan solo abrir la puerta percibimos un olor fétido. Después de caminar por un pasillo y atravesar otra puerta nos percatamos que dicho olor era despedido por los cuerpos desnudos y sin vida de tres hombres que se encontraban sobre las tres mesas de trabajo (de cemento con la superficie de aluminio donde se escurren los líquidos que van soltando los cadáveres) e iniciamos nuestra lección con los comentarios del doctor acerca el primer cadáver.-

1. Este correspondía al de un hombre de alrededor de 40 años el cual murió a consecuencia de que recibió un impacto de bala en la cabeza, este cuerpo ya no tenía el cráneo en su lugar pues se encontraba al lado del cuerpo. Tuve la oportunidad de cargarlo y me percaté que se trataba de una sustancia blanda, me dio la impresión de que tenía un flan en las manos, de aproximadamente 1.20 kgs. de peso. Así mismo, el doctor nos mostró la manera en que se abre la caja Toráxica y Abdominal, apertura que se inicia en la parte inmediata baja del Mentón y va hasta llegar a la Región Púbica en línea recta con excepción del Ombligo el cual se debe esquivar para no tocarlo, aunque como dijo el doctor, el ombligo es sólo una cicatriz que no sirve para nada después del parto pero se le respeta como señal de que se está ante un cuerpo humano; pudimos observar los órganos del cadáver (cada uno con sus particularidades, por ejemplo, los pulmones mostraban como erupciones de colores gris al negro, el corazón blando como goma y mas chico de lo que yo creía, también vimos el riñón y los intestinos) cabe hacer mención que la caja toráxica es cortada después de quitar la piel para que deje ver todo el interior de la misma, el cráneo había sido cortado aproximadamente 4 travezes de dedo arriba de donde termina la cara y este corte fue hecho delante de nosotros con una especie de sierra eléctrica pero muy chiquita que se parecía y se oía mas como las herramientas de los dentistas; del cráneo, ya hueco, se le extrajo sangre para su análisis pues ahí se puede saber que substancias había ingerido la persona antes de morir. Ahí se podía apreciar como entro el impacto por la Región Cigomática Derecha saliéndole por la contraparte, se podía apreciar el tatuaje que le dejo la pólvora del arma, ya que fue accionada a pocos centímetros del orificio de entrada en cual era de menor tamaño que el de salida y, además, pudimos apreciar que el cráneo tenía grietas causadas por el impacto; entonces el doctor nos explicó que siguiendo las líneas mas completas se puede saber cual impacto se dio primero y cuales después ya que los posteriores crean gritas las cuales se cortan en las que se produjeron antes. Al finalizar la sesión vimos como el trabajador del lugar guardo el cerebro en el Tórax y lo cosió con grandes puntadas para dejarlo ya terminado.

2. El segundo cadáver se trataba de un hombre de entre 34 y 38 años el cual falleció aparentemente a causa de una volcadura de automóvil y a éste se le apreciaba un golpe en el oído derecho y el mismo oído se encontraba arrancado de su lugar y lo tenía colocado sobre el pecho, poco después lo abrieron para mostrarnos el contenido y después lo cosieron de nuevo.


3. Pasamos a la tercer mesa donde se encontraba otro médico quien nos mostró el cadáver de un hombre que murió quemado, pues al parecer y decir del doctor este se roció con gasolina y se prendió fuego después de tratar de suicidarse cortándose el cuello ya que se podían apreciar las laceraciones que se provocó en la laringe; A decir del doctor estas laceraciones no le habrían provocado la muerte a menos que se las hiciese muy profundas. El cuerpo se encontraba retorcido de sus extremidades y esto se debe a que cuando se quema un cuerpo los tendones tienden a encogerse; nos mostró los pulmones para que viésemos que estos ya no tenían humedad y para ver si estaban quemados. Nos explicó que cuando una persona se ahoga o se quema esto se puede saber viendo sus pulmones. Nos indicó que se puede saber la edad aproximada de una persona por medio de los dientes; nos dijo que deducía que el mismo muerto se había provocado las heridas (antes de morir, por supuesto) debido a que en la mano derecha no le había pasado prácticamente nada y las heridas que tenia en el cuello estaban hechas en una forma diagonal. También nos mostró como un cuerpo se pone rígido con la muerte y como, cuando se le mueve, pierde la rigidez. Después nos dijo que los ojos de una persona muerta se ponen amarillos y que la sangre, por la gravedad, se va hacia abajo abultando la piel en la parte de abajo y causando que cambie de color. Finalmente nos comento que las uñas de una persona que muere asfixiada se ponen moradas debido a que son las primeras que dejan de recibir sangre con oxígeno.

Esta fue, a grandes rasgos, la experiencia que vivímos aquella tarde. ¡Claro! No a todos nos pareció divertido, algunos compañeros no aguantaron toda la sesión y se salieron, incluso hubo quienes se vomitaron. De hecho una compañera se desmayo al entrar; todo eso le puso más sabor a la clase e hizo que los que estuvimos todo el tiempo lo disfrutásemos más, pues sabíamos lo que valía una experiencia así.

Nota Posterior: Dedicado a mi amiga Psyque, por su extraña relación con esas cosas. Y todo lo que es así!

Viaje

He estado pensando en ti, no lo puedo ocultar.
Y no me importa saber lo lejos que te encuentres,
Ni lo que debo volar para poder verte.
Sólo sé que cuando este contigo, de nuevo...


...Acompañado de la música de tu voz y de tus labios,
Quiero ir más lejos de lo que nunca he llegado;
Y con mi piel entre tus uñas poder pagar,
Por el placer de tu tibieza a mi lado.

jueves, noviembre 09, 2006

Sueño Mexicano III

Hace casi dos años los herederos del imperio Televisa vinieron a San Diego para que naciera su hijo. Sí ellos, los dueños del dinero (y de México) lo están haciendo, que otro sueño podríamos tener los demás.

Sueño Mexicano II

Ahora esta pasando algo muy interesante: los Estados Unidos cada vez se parecen más a México. Los paisanos pobres se van allá porque quieren ganar más dinero y ahora los ricos también se están yendo porque quieren cuidar el suyo. Dicen que la ola de violencia e inseguridad los está orillando a hacerlo. Yo creo que también se están yendo detrás de los billetes. Si durante años los que podían se iban a tener sus hijos allá; Sobre todo ahora que los paisanos pobres que se fueron tienen dinero y no pueden o no quieren venir con él.

miércoles, noviembre 08, 2006

Clases de Dibujo 7



Este es uno de los últimos dibujos que hize en la clase del maestro Téllez, se llama Caballos Sedientos 6/7. Al fondo dibujé los cerros más característicos de Rosarito: La Mesa Redonda y el Coronel.


Yo fui un 0-24
La situación de inseguridad que se vive en Tijuana es alarmante. Secuestros, levantotes, asesinatos, ajusticiamientos y cosas de esas son comunes en estos días. Los que se dedican al crimen ya lo hacen en cualquier lugar y a cualquier hora. Hasta los que no viven de las mafias, al ver que no hay autoridad, también se animan a cometer algunos delitos. Hace unos días miré una foto en el periódico Frontera, en ella se apreciaban algunos de los mandos de la policía de Municipal. Algunas caras conocidas que me hicieron recordar ciertas cosas.

Hace algunos años, cuando cursaba la carrera leyes en la Universidad, tuve la brillante idea de buscar trabajo en algo relacionado con ésta. La búsqueda inicio por medio de mis amigos y, para mi buena suerte, uno de ellos trabajaba en el Ayuntamiento de la Ciudad de Tijuana. Específicamente en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal. Este buen amigo me consiguió una entrevista y acudí a ella gustoso. La entrevista fue en la calle 8, en el segundo piso del entonces edificio de la Secretaria y, aunque no me dijeron nada concreto, después de una semana me llamaron. Me dijeron que había una plaza disponible en la delegación de La Mesa. Por esos días falleció mi abuelo materno, no me pude presentar de inmediato pero pasados unos días lo hice. Me dieron un papelito y me indicaron donde y con quien debía acudir. Las oficinas de esta delegación se encontraban en la avenida Los Charros, a unos metros de la Penitenciaria del Estado. Mi nuevo jefe me entrevistó y ese mismo día comencé a trabajar. Pronto me desenvolví ese nuevo oficio. Mi trabajo consistía en ser 0-24, es decir, auxiliar administrativo: empleado de barandilla. Ahí hacia reportes de todo tipo. El parte diario de policía, los roles de servicio, de vacaciones, las solicitudes de estos, los reportes de novedades, de accidentes, de patrullas averiadas, etc, etc…para un estudiante de cuarto semestre era un trabajo adecuado.
A los pocos días de estar trabajando ahí me di cuenta de que aquello debería de ser temporal pues las cosas que estaba viendo no me auguraban llegar a lo que yo buscaba ser en un futuro. La primera decepción la tuve cuando descubrí que la gran mayoría de mis colegas eran personas que no se preocupaban mucho por su trabajo. Sólo cumplían para que les llegara su cheque. No más. Tenían comportamientos extraños, buscando hacer “paros” y ganar favores. Las oficinas en que me tocó laborar estaban en estado deplorable: sucias y mal organizadas. Nadie las respetaba. Era común encontrar comida abandonada en los cajones y vasos con bebidas por doquier. Sí, era una estación de policía y a veces había emergencias que atender y se debía reaccionar rápido, pero, a veces es a veces, no siempre. Después de un tiempo, tras cada día que pasaba laborando en esa corporación me desesperaba más la situación. Para mí era triste ver como los oficiales acostumbraban a tratar a los ciudadanos. Era frecuente saber de las extorsiones y de las transas que se aventaban. No se que tantas cosas harían lejos de las oficinas. Seguro muchas peores pues diariamente había dinero para el jefe. Las cosas funcionaban así: el Comandante del Sector tenía a su cargo un número X de patrullas y puestos fijos a vigilar. Algunas de las unidades que utilizaban eran nuevas, otras estaban en regular estado y otras eran unas carcachas. Ahí había un acuerdo tácito, del que nadie hablaba, pero en el que todos procuraban participar. Al final de cada turno los oficiales le daban, sin que nadie dijera una palabra al respecto, unos billetes enrollados al comandante; nadie sabía tampoco cuanto era, sólo el que los entregaba y el que los recibía. Al siguiente turno, el comandante hacia repartición de unidades y de áreas a vigilar. Los oficiales que comúnmente daban más eran los que usarían las unidades más nuevas y enviados a las zonas más redituables. Los demás, siguiendo ese sui géneris escalafón, eran enviados a las unidades más viejas y a los puntos fijos. En estos últimos por lo general eran enviados aquellos que estaban castigados o que, por su comportamiento, eran los más idiotas. Eso se veía. Al final lo que se percibía era que el esfuerzo de los oficiales estaba encaminado en primer lugar a ocupar los primeros lugares del grupo en cuanto a dinero recolectado y, mucho después, en mantener el orden. Cada reporte que atender lo veían como una oportunidad de hacer dinero. A los 0-24’s nos trataban de ganar trayéndonos de comer, cafés, sodas. La mayoría era feliz con eso pues los raquíticos sueldos que teníamos nos impedían comprar comidas en la calle con facilidad, sobre todo en los últimos días de la quincenas. También por eso gran parte del cuerpo de 0-24’s estaba conformado por simpáticos gorditos que no veían ningún mal comportamiento en los policías y si lo hacían, seguro se ganaban una cena.
Por lo que sé, ese sector era de los mejores, pues según me contaron, en otros sectores había comandantes que obligaban a los policías a traer cierta cantidad por turno, lo que explicaba porque algunos oficiales tenían que andar preocupados por hacer dinero para la cuota porque si no, seguro en el próximo turno los mandaban a realizar su recorrido a pie y armados con un silbato.
No creo que la situación comentada sea la causante de la inseguridad que impera en la ciudad pero no hace falta imaginar mucho. Con una policía trabajando de esa forma cualquier otro ingrediente en las condiciones de operación provocará efectos apocalípticos en la seguridad pública. Además, si la policía llevaba años trabajando así, que se puede esperar de un cuerpo policiaco donde no existen valores éticos ni de moral, sólo el del dinero. Creo que es lógico que se hagan delincuentes. A mí me dejaron una gran experiencia los meses que laboré para esa “H.” corporación. En principio aprendí que hay que cuidarse de los policías y también que cuando a uno le incomoda algo lo mejor es dedicarse a otra cosa.

lunes, noviembre 06, 2006

Rosarito Real 7: La útima parte

Hace algunos días hice aquí un ejercicio al cual titulé Rosarito Real, en los seís capítulos anteriores describí algunos problemas de nuestra comunidad de los cuales no nos damos cuenta y cuando lo hacemos, hacemos como que no existen. O tal vez son tan comunes que simplemente no los vemos. Hubiese querido hacer más ejercicios de estos, ya que hay mucha tela de donde cortar. Durante mis recorridos en bicicleta por las colonias populares de Rosarito me percate de algunas otras peculiaridades que no tuve tiempo de documentar. Ví, entre otras cosas, grúas que sirven al Municipio violar todas las reglas de tránsito habidas y por haber, actuando como si fuesen a atender alguna emergencia. ¿Acaso las gruas salvan a alguien alguna vez? Tal vez a veces, creo que rara vez, pero ver a los conductores bajarse de la carretera sólo para estacionarse después de pasarse todos los altos del pueblo con las sirenas encendidas es para desconcertar a cualquiera. También ví como el problema de los adictos al cristal (metanfetaminas) crece día con día y hay colonias en que prácticamente todas las trailas o casas moviles han sido saqueadas por los drogadictos a fin de vender el aluminio que arrancan de las paredes y poder así obtener unos pesos para comprar su próxima dosis. En fin, la lista es larga pero ya no estoy ahí y el proyecto quedará pendiente...Ahora diré lo último que pensé acerca de Rosarito y que aún estándo lejos perdura en mi mente.



A pesar de todo lo documentado, Rosarito tiene muchas más cosas buenas que malas. No me cabe duda de que hay muchas cosas por mejorar, pero también hay muchas cosas que disfrutar y que, desafortunadamente, muchas personas no aprovechamos. Seguramente porque no sabemos lo que tenemos, pero de que hay, hay. En primer lugar el clima es una de las cosas de las que podemos disfrutar casi todo el año. Nunca hay calores extremos ni fríos congelantes. Si nos quejamos es porque no sabemos lo que hay más allá.

El mar está ahí, esperando que saquemos provecho de él, pocos saben aprovecharlo. La mayoría preferimos comprar de vez en cuando un cóctel que buscar mariscos en la costa. Conozco pocos a quienes les guste ir a pescar. Las islas Coronado están enfrente y son pocos los que han ido ahí. Los caminos son pocos usados para andar en bicicleta o para caminar por las tardes. Más bien lucen llenos de basura, como si no existiesemos personas que los pudieran limpiar. Hay, además, muchos caballos en Rosarito y hasta dicen que son parte de su historia. Sólo los dueños o los turistas los usan, la demás población está privada de este placer por voluntad propia. En el sur de Rosarito, como excepción en cientos de kilómetros a la redonda, se encuentran unas dunas de arenas en las que se puede pasear en moto, hacer caminatas, tomar fotografías o muchas cosas más. Hay muchas playas y casi todas accesibles. La carretera, tan familiar para nosotros, tiene paisajes que otros desde lejos vienen a capturar en sus cámaras.


En los arroyos hay ranchos con albercas que necesitan usuarios. Hay ranchitos que descubrir y montañas que nunca hemos subido. Rosarito es un pequeño gran tesoro que necesita que cuidemos pero, sobre todo, que descubramos y así saber lo que tenemos.










Porque nadie sabe lo que tiene y yo soy la mejor prueba de eso.

jueves, noviembre 02, 2006

Taller 9

Antes de mi partida tuve oportunidad de llevar la tarea del ejercicio de la postal, al revisarlo le salieron varios detalles que se supone ya he corregido pero por ser buenos tips para escribir los quiero destacar para que me sirvan de repaso y de referencia en el futuro.

1.- Siempre hay que cuidar que las palabras no sean muy repetitivas, hay que buscar sinónimos sobre todo de un renglón a otro;
2.- ¡Cuidado con las aliteraciones! de pronto un texto agradable se chotea y echa a perder debido a malas terminaciones o conjugaciones;
3.- Para que escribir algo que no se va a explicar: No se deben desperdiciar palabras;
4.- No es bueno utilizar diminutivos ya que hacen cansado al texto, aunque todo se vale se debe tener estilo para ello.

Tarea de la 2da. Postal

Después de ayudar a mi madre a limpiar el desastre causado por su olla en la cocina, yo me dispongo a leer un poco mientras Sara duerme placidamente en uno de los sillones de la sala. En verdad, sólo quiero que me de sueño para acompañar un rato a mi sobrina. En eso estoy cuando suena el timbre. En la puerta me encuentro con un tipo alto y flaco, se trata de Ernesto, un viejo amigo de mi hermana a quien yo no conocía pero de quien ya había oído hablar. Pasó a preguntar cómo había salido mi hermana de la operación. Lo pongo al tanto y se va; ni siquiera quiso pasar. De nuevo me voy a tirar al sillón. Tenía dos minutos de haberme quedado quieto, tratando de encontrarme con mi yo interior cuando suena el timbre una vez más. Me asomo a ver de quien se trata y me llevo una grata sorpresa. Dos preciosas rubias aguardaban a que les abrieran la puerta. Al preguntarles que qué se les ofrecía me dijeron que ellas eran Sheila y Sharon y me dieron una pequeña tarjeta. Era de mi amigo David y al reverso había un recado que decía: Carnal, pasé por la ciudad y me acordé de tí. No pude ir a visitarte pero averigüé tu dirección. Recibe esto como adelanto de pago por los favores que te debo. Provecho.
Volteo entonces a ver a las dos bellas mujeres que tengo frente a mí y me dicen que sólo tienen tres horas disponibles. ¡Maldición! Debí haberle dicho a mi amigo que vivo con mi madre y que aquí no puedo hacer nada de nada. Me disculpo y las invito a que se retiren. Les pido cambiar su compromiso para otro día y lugar pero es inútil. No hay reembolsos ni cambios de ningún tipo. Se van y yo me quedo viéndolas con la puerta abierta. Mi madre se acerca para preguntarme quién era.
Unas vendedoras, Mamá-le digo y de golpe cierro la puerta.
¿Y qué vendían?-me pregunta.
Puras fantasías, Mamá.
¡Ay, me hubieras hablado! Yo quería unos aretitos para Sarita. No ves que perdió los que traía saltando en el jardín.
No te preocupes, Madre, yo los encontraré. No tengo nada más que hacer.

Al final, la tarea salió bien librada, pero parece que nunca se han de poder acabar las historias en este taller. Ahora hay que explicar de donde salió el tal David, porqué quiere pagar favores, etc, etc... esta bien, pero con calma. Roma no se hizo en un día.

Taller 8




La 2da. Postal
Construcción del Ambiente
En la clase pasada Martha, repartió postales entre los asistentes. Ana, Claudia, Irma, Leticia, la propia Martha, El Verde, y Juan José (ese soy yo) fuimos los tallerandos asistentes ese día. Yo elegí una postal en la que aparece una pintura de Picasso; la obra se llama Maya in a Sailor Suit y es una niña pintada muy al estilo de ese pintor. Sobre ella tenía yo que escribir algo para hacer ver que le estaba enviando la postal a algún conocido.
Miré la postal y pensé en alguna posibilidad. Luego de unos instantes me vino a la cabeza una idea y fue entonces que escribí lo siguiente:

10 de octubre de 2006
Querida Hermana:
Antes que nada espero que hayas salido bien de tu operación y que te estés recuperando favorablemente. He querido enviarte esta postal con un retrato de la pequeña Sara para que tengas idea de lo bien que se la esta pasando con nosotros. Así como se ve ahí es como se la pasa todo el día: brincando de un lado a otro y persiguiendo mariposas; gritando: ¡tío, tío! a cada instante y ¡Abuela! Cuando le viene el hambre. Bueno, por ahora me tendré que despedir pues tu hija corre por el patio y no la debo descuidar. Bye.
Con Afecto, Tu hermano menor.
Posdata: Te esperamos ahora que te den de alta; te vienes derechito para acá.

Entonces, como Martha siempre tiene la última palabra, se le ocurrió que deberíamos de describir el ambiente en el que se encontraba la persona que escribió ese texto. Al respecto inventé el siguiente párrafo:

La mañana es fría, con bruma, yo sentado en el porche de la casa escribo sobre la mesa de patio. No sé que escribirle a mi hermana en la postal. Volteo a mi alrededor y ni las macetas colgantes con sus flores ni el piso de ladrillos encontrados me inspiran a escribirle algo. Tampoco los marcos blancos sobre las paredes amarillas de la casa de mi madre me logran inspirar. Suspiro y escucho a los pájaros recibir la mañana. De pronto la risa de mi sobrina me saca de mi preocupada concentración: ¡Ya lo tengo! Sobre ella le escribiré a mi hermana.

Pero como dije, la coordinadora es quien tiene la última palabra y hagas lo que hagas siempre tiene algo que decir. En ese contexto nos pidió que escribiéramos sobre un cambio en el ambiente. La condición: de pronto se oscureció. A mí se me ocurrió desarrollar el ejercicio de la siguiente forma:

Apenas termino de escribir la postal y comienzo a ver algunas gotas pintadas sobre los ladrillos. El cielo se va ennegreciendo y ahora veo las gotas caer. Son gotas grandes y pesadas, tal vez se avecina una tormenta. Comienzo a buscar a Sarita y en el jardín no aparece. ¿Cómo puede ser si hace un minuto estaba ahí? Ni entre los rosales ni tras las margaritas. Tal vez la encuentre bajo las espesas ramas de los obeliscos. De pronto se escucha un gran estruendo. Es un relámpago que sacude mis tímpanos. Trató de reaccionar pero el sonido no se va de mis oídos. La lluvía está arreciando. Aguanto un poco para ver que pasa y descubro que el aturdidor sonido del relámpago poco a poco se transforma en llanto. Es el llanto de Sarita que asustada por el trueno corre hacia mí.

Después de la ronda de lecturas de nuestros ejercicios Martha aún no se da por satisfecha y nos pide que desarrollemos ahora un elemento más: que de pronto se escuche un fuerte sonido, como un disparo o algo equiparado. No me cuesta mucho idear algo y entonces escribo lo siguiente:

Con Sarita en mis brazos me siento tranquilo, me relajo un poco y camino hacia el porche. Sarita está seria, muy quietecita, seguramente cansada después de tanto correr. Abro la puerta de screen y antes de que termine de abrirla se oye otro estruendo pero este no viene de afuera sino de adentro. Parece como si un arma se hubiese detonado. Siento a Sarita estremecerse y yo me estremezco con ella. El ruido ha sido tal que nos ha exaltado. Abro la puerta y no veo nada raro. Todo se ve en calma. Lo único que notó es la luz de la cocina encendida y a ella me dirijo. Al entrar no reconozco el lugar en que me encuentro, veo a mi madre y la pared salpicada de rojo. Intento comprender lo que ha ocurrido. Con la mano sobre el pecho mi madre me explica lo que paso: su olla Express ya no aguanto tantos caldos y estalló. Ahora Sara tendrá que comer otra cosa.

Para variar, Martha quiere más, pero ya la clase debe terminar así que nos deja tarea. Esta consiste en incluir en la escena desarrollada a un nuevo personaje. La condición que sea conocido de la persona a quien enviamos a postal pero no de quien la escribe. Abrá que inventar algo para la ocasión.