lunes, junio 26, 2006

Taller 5

Martha piensa que tengo mucha fluidez y también que cuido bien mis puntos y comas.Ojalá tuviera también buenas ideas. De política no se puede hablar en el taller. Lástima con lo que me gusta. En fin, en México al parecer no estamos preparados para ciertos temas.

Del mandil al cuchillo

Pedro Jacobo Gutiérrez Gómez era su nombre completo. A los hombres les decía que se llamaba Pedro para parecer más sencillo. A las mujeres les daba su otro nombre: Jacobo, éste le parecía menos común y, por lo tanto, interesante. Muchas de ellas le habían preguntado por que se llamaba así a lo que contaba la historia de su bisabuelo: un judío de apellido Ibramstein a quien el no conoció pero según su padre, era un viejo muy bueno. Por eso le pusieron como él. Ese apellido le perteneció a su abuela y luego a su madre, después se perdió pero Jacobo conservaba aún la nariz recta y la mirada cautivadora de esa familia. A las mujeres les parecía una historia impresionante, sobre todo tratándose de las de Tres Cruces, ese pequeño pueblo en donde todo era común y las únicas historias diferentes sólo ocurrían en las telenovelas; por eso se inquietaron tanto al descubrir la llegada de Jacobo a la carnicería.

Detrás del mandil de carnicero, hecho de plástico duro, rojo, casi siempre sucio pero nunca asqueroso, se encontraba Pedro Jacobo. De siete de la mañana a las seis de la tarde siempre se encontraba tras él; tenía un horario largo pues no había nadie más que atendiera las carnes. Había llegado hace poco más de siete meses y aunque en los pueblos todo parece ocurrir despacio, la noticia de su llegada se corrió de la noche a la mañana. Pronto ese negocio que apenas sobrevivía se convirtió en un mercado importante, ahora la gran mayoría de las consumidoras acudía ahí para hacer sus compras. Y no era para menos, Pedro, o Jacobo según el caso, era un hombre bien parecido, que con sus casi cuarenta años resultaba la envidia para cualquier otro por su suerte con las hembras. Pero no era simple suerte el que las mujeres se fijaran en el, era sobre todo su capacidad para hacerlas sentir atendidas, su caballerosidad ya en desuso con los otros de su género, su pulcritud para vestir, siempre de camisa blanca, con zapatos bien lustrados al salir de trabajar. Tenía un bigote delgado y bien recortado que le daba una presencia muy masculina. Su voz…esa era su arma favorita, la sabía usar a la perfección; tanto para alagar a las clientas como para dar puntos de vista, de algo le servían sus añitos en la calle yendo de arriba para abajo, realizando infinidad de actividades; de todo sabía dar una opinión y los hombres que lo conocían, aunque al principio desconfiaran un poco, al final siempre se hacían sus amigos.

A los pocos días de su llegada la esposa del dueño del mercado le presentó a una sobrina suya, pensó que este era un buen hombre para que ella se casara pero para Pedro siempre había sido su sueño ser el señor de un harem y tener diez o quince mujeres, ahora estaba cerca de conseguirlo pero sabía, por experiencia, que una mujer celosa era la peor arma en su contra. Por ello se mantuvo al margen de todas aquellas mujeres que, aunque bellas, representaran matrimonio o familia. Pronto las mujeres grandes se percataron y comenzaron a realizar otra labor: mantener a sus jovencitas a salvo de este lobo pues se percibía su pasión por las hembras.
No paso lo mismo con las mujeres adultas, las que ya habían sido casadas, las que tenían a sus esposos en los Estados Unidos y hasta las viudas, quienes sabían muy bien del juego de Jacobo. Ellas eran las que iban a buscarle y convirtieron al mercado “San Luís” en el centro de atención de todo mundo.

Aunque nadie lo sabía Pedro Jacobo siempre llevaba consigo un hermoso cuchillo de mango rojo con líneas doradas. Era su sombra y Pedro, hiciera lo que hiciera, siempre estaba conciente de donde se encontraba. Tenía una relación tan profunda con el cuchillo que, a veces, se desahogaba hablando con el, como si fuese su confidente. El cuchillo de Pedro era filoso y el de Jacobo, además, bastante inquieto e impetuoso. En el estaba el pasado de Pedro y, aunque el no lo supiera, también su porvenir.

Ya por la tarde, cuando Pedro pensaba en dejar de despachar y se apresuraba a guardar todo en su lugar, se acercó a la máquina de cortes, era una sierra eléctrica, americana, con cubierta de aluminio, con un sello rojo en el cual se podía leer la palabra “Michigan”; prendida casi no hacia ruido, pero al tocarla se podía sentir toda su fuerza. Hacia cortes precisos, sin importar si se trataba se delgados cortes de jamón o gruesos huesos de res. Pedro estaba encantado con ella y con su cada vez mayor destreza aprovechaba la ocasión para sacarle jugo a tan precioso aparato. Cuando Pedro se encontraba agachado, recogiendo un cubo con agua y trapos de limpieza, escucho una voz:
-¡Hola, Jacobo! ¿Todavía estas aquí?-era Teresita que había regresado.
-Sólo para las guapas-le contestó- ¿en que te puedo servir?
-Pues regresé por lo que te había dicho: Un poquito de carne para la cena.
-¿Y que es lo que quieres llevar, preciosa?
- Nomás poquito filete de res, se me antojo para hacerlo con papas ¿me das cuarenta pesos, por favor?
Pedro sabiendo que Teresita lo observaba con mucha atención hizo sus movimientos con energía, remarcando cada uno de ellos y, mientras tanto, a Teresita se le iban los ojos mirando aquellos brazos de Jacobo, quien con sus mangas remangadas dejaba ver lo fuertes que eran.
-Aquí tienes Teresita…oye, y a poco vas a cocinar para ti sola.
-Pues que más, mi viejo esta muy lejos y no tengo a nadie acá.
-Si me invitaras con gusto te acompañaría, ahora ya me entro curiosidad de ver como cocinas.
-Teresita se sonrojo y volteo a los lados para saber si alguien los estaba escuchando, al percatarse que nadie estaba cerca, contestó:
-¡Ándale, pues! A las ocho y media ahí te espero.
De inmediato se dio media vuelta y salió del lugar, ella misma tenía medio de arrepentirse de lo que había dicho pero las ganas le ganaron a cualquier otra posibilidad.

sábado, junio 24, 2006

Argentina 2- México 1(resultado final)

Hemos visto un gran juego, el final todos lo conocemos, se perdió con honor o más bien con dignidad. Solamente una genialidad pudo acabar con el corazón de nuestros jugadores; se jugó bien pero la realidad salió a relucir, los nuestros no son los brillantes jugadores que se necesita para llegar a una final o, por lo menos, a semifinales. Espero se trabaje mucho para pasar al otro nivel que todavía no tenemos por mientras habrá que reconocer a los ganadores.

México 1-Argentina 1 (a tiempos extras)

Después de un segundo tiempo intenso como ningún otro, no me queda más que darle las gracias a la Argentina por habernos ayudado a aprender a jugar futbol. Ahora es responsabilidad de nuestros jugadores superar al maestro. Sólo es cosa de tiempo. Espero que el tiempo extra traiga buenos y definitivos resultados. ¡Voy con México!

Mexico 1-Argentina 1 (Medio tiempo)

Tal como se esperaba, le selección esta dando un buen partido, esperemos que mejore y se lleve la victoria. Ahí estará la diferencia, México tiene como hacerlo, con un equipo de valientes lo puede lograr. Tiene una nueva generación que esta harta de lo mismo, que se quiere sacudir la herencia de mediocridad que hemos recibido y que si quiere lograrlo tiene que demostrarlo en todos los aspectos, incluso en el futbolístico.

México en el mundial


Después de que la selección ha jugado dos partidos más de fútbol me he dado cuenta de lo poco que sé de esto. Yo había pronosticado un 2-0 en contra de Angola pero no paso de un olvidable empate a ceros. Peor se puso la cosa cuando tocó jugar contra Portugal: se perdió. Yo ví las cosas con asombro; me parecía que el equipo estaba para más, a pesar de tener uno menos durante mucho tiempo tuvieron muchas oportunidades, fallaron todas excepto una. No fue suficiente. Lo peor es que se cometieron muchos errores, creo que algo anda mal con el estado anímico de los jugadores, tal vez si es cierto que los trae desorientados el director técnico puesto que cometieron demasiados errores lo cual es un muestra de que otras cosas los desconcentran. Y la verdad es que si dan para pensar e inquietar las actitudes que asume el entrenador: un día se lleva a su yerno aunque no juegue, otro se pelea con los reporteros, otro fuma en la cancha, otro aparece solo en el cancha sin ningún auxiliar que se le acerque y, por último, tiene la brillante idea de arrojar agua a los periodistas. Muchos dicen que es él la razón de que esto pase y aunque “cuando el río suena, agua lleva”, yo no me atrevería a juzgarlo nada más para encontrar un culpable, en todo caso, deberían ser los mismos seleccionados los que lo denunciaran, al fin y al cabo ellos son los que juegan y lo tiene que aguantar. Si no lo hacen es su problema. En el deporte quien hoy es villano mañana puede ser héroe con un buen resultado. Nosotros como mexicanos lo que esperamos es que si están ahí es para jugar bien y ponerle todas las ganas posibles. Creo que esos jugadores, por encima de cualquier cosa o situación, el ser mexicanos los hará jugar con ganas, dejaran todo ahí y confío en que saldrán a darlo todo. Y el resultado del juego no será responsabilidad de nadie más que de ellos, de su capacidad y entusiasmo. Yo, como buen aficionado al fútbol, los voy a apoyar y espero de ellos el mejor resultado, por que se que si pueden aprovechar esa oportunidad y hacer feliz a todo un país. Ya no me atrevo a decir un marcador, el partido será difícil pero México ganará.
No es que quiera ahora hacerla de comentarista deportivo, no. Simplemente quiero dejar constancia de que he vivido el momento, que esa es en sí la razón de los deportes: vivir el día de la mejor manera, ser el mejor hoy. Las estadísticas no son tan importantes pues no son más que números, pero por medio de cualquier deporte podemos vivir el presente con intensidad, aunque ya mañana esto que ocurra tenga poca importancia, ya será historia.
Así que mañana miraré el juego de la selección en contra de Argentina y luego volveré para escribir celebrando la victoria.

martes, junio 13, 2006

Clases de Dibujo

Clases de Dibujo



Hay algo de lo que no he hablado. Es algo que me ha hecho sentir muy bien y me ha estado ayudando a poder ver un poquito diferente al mundo.

Es algo maravilloso para mí pues nunca antes lo había hecho, aunque siempre lo había deseado; desafortunadamente siempre había estado ocupado en algo más pero ahora que lo hago me siento liberado de algo que tenía pendiente en la vida: Dibujar.




Lo que ocurre es que desde hace unos unas cuantas semanas, cada sábado, procuro acudir a las clases de dibujo que imparte el pintor Martín Téllez. Este taller de dibujo lo imparte en el estudio de David Silva, a unos cuatro kilómetros al sur del centro de Rosarito, en un lugar conocido como El Mañana.

Estas imágenes muestran mejor de lo que hablo.

En ellas se puede ver la evolución que he tenido en las siete clases que he tomado.

Poco a poco está llegando seguridad a mi mano. Por lo pronto sólo he hecho lo que el maestro me ha indicado que básicamente es dibujar las cosas que nos coloca de modelo sobre una mesa frente a nosotros, las cosas van bien y con la práctica todo mejorará, solo es cuestión de paciencia y persistencia; Espero que sean muchas clases más.

Sentidos

El oído, como el gusto, también es un sentido. Todos sabemos esto y todos sabemos que al gusto para no aburrirlo hay que cambiarle de sabores, hay que aderezar las comidas para que permanezca complacido y para que no nos duela comer. Sabemos también que si comemos mucho de algo, aunque nos guste, terminará por enfadarnos, de no sabernos a nada y, al final, estaremos asqueados de su sabor. Algo así me pasó una vez cuando andaba por la Sierra de Sinaloa, trabajando, de aventurero o que sé yo, pero allá estaba, bien refundido entre montañas inalcanzables. Sin nombre para mí, aunque los rancheros se las sabían de todas; recuerdo que en una ocasión, como en muchas otras, en el grupo al que pertenecía nos quedamos sin comida y, entre las pocas cosas que teníamos para comer figuraban una bolsota de galletas de animalito. No nos quedó mas que comer galletas de animalito en la mañana, galletas de animalito en la tarde y galletas de animalito al anochecer. A veces, durante la noche se despertaba uno con hambre y se comía ¡Claro está! ¡Galletas de animalito! Ya no se fijaba uno si le había tocado el león, la jirafa o el camello, lo que importaba ahí era quitarse el hambre. Gracias a Dios nadie murió por ello, ni por hambre tampoco, pero desde entonces no me quedaron ganas de comer las dichosas galletas esas de nuevo. No puedo negar que no lo he intentado una que otra vez para ver si ya se me borró el recuerdo pero al probarlas lo único que he conseguido es que me de asco e, inevitablemente, ganas de vomitar.
Ahora me esta pasando algo en otro sentido y con otro de mis sentidos. Resulta que siempre me ha gustado estar al tanto de la política de mi país; de saber quien nos gobierna y saber que hace. Principalmente motivado por la frase aquella, dicha por algún personaje relacionado con la vida política nacional: “A falta de los mejores llegan los peores” refiriéndose a los que ocupan puestos públicos, nunca se me ha olvidado desde que la leí hace varios años, a pesar de ser entonces casi un niño, se me quedó grabada, aunque ya no recuerdo quién la dijo. Por ello es que me he pasado una cantidad considerable de horas viendo noticieros, leyendo periódicos y, de vez en cuando, siguiendo debates. Pero ahora, poco a poco me he ido dando cuenta de que mis oídos me piden que deje de hacerlo, siento que siempre escucho lo mismo, que la clase política nunca va a cambiar y nada se puede hacer, salvo, si se quiere ser parte de la realidad, unirse al sistema. Ya me estoy cansando y no sé que hacer para evitarlo. Lo que si sé es que no quiero terminar asqueándome; tal vez los deje por un tiempo y así, tal vez en el futuro, dentro de seis años quizás, los vuelva a soportar.

domingo, junio 11, 2006

México



México 3 - Irán 1

Que gratificante fue ver el partido de México contra Irán. Especialmente cuando yo pensaba desde hace varios días que exactamente así sería el resultado, por tres a uno a favor de México, simplemente me hizo sentir como un especialista en fútbol. Hasta me atrevo a decir que el próximo contra Angola será 2-0. Dios me oiga. Después salí a la calle y pase por Tijuana; tuve que sacarle la vuelta a la glorieta del Cuauhtémoc debido a que ahí se arremolinaba la gente queriendo celebrar el triunfo de su selección. Miré tantas banderas de México como si fuese 16 de Septiembre, el día de la independencia. Creo que hasta más. Sobre todo porque ahora la gente sí las llevaba con ánimo de celebrar, de gritar que son mexicanos, de sentir que existen. Vaya que si ví gente entusiasmada, había ahí algunos que iban montados sobre los capacetes de los carros sin importarles el peligro de caer, otros tantos ya estaban trepados sobre la estatua gritando a los cuatro vientos ¡Viva México! Y otras cosas dignas de la ocasión. También ví a muchos que aprovechaban para exponer sus preferencias electorales ante la cercanía de las elecciones, pero de esto no quiero hablar, no deberían de robar cámara al festejo futbolero.
Al ver tanta celebración a mí también me dieron ganas de correr y comprar una camiseta de la selección, de verme en verde por las calles de Tijuana para que todo el mundo vea que soy mexicano y que estoy orgulloso de serlo. Sin embargo, luego pensé: bueno, si soy mexicano y soy feliz de serlo pero no creo que nadie por la calle crea que soy alemán o chino, por lo tanto no creo que necesite demostrar lo que soy y también reflexioné y me pregunté por qué me sentía orgulloso de ser mexicano, ¿acaso no me sentiría igual si fuese portugués o uruguayo? ¿En que momento elegí ser mexicano? Yo no lo recuerdo. Entonces recordé a mi amigo, el Doctor Ortiz Monasterio quien, de una manera muy peculiar, una vez me comentó que no entendía como la gente podía sentirse tan feliz y celebrar o sentirse tan triste y hasta llorar cuando una selección de fútbol ganaba o perdía; decía él que para empezar a veces ganaban o perdían por mero azar y luego, para acabarla, esos once que jugaban por lo general no tenían nada que ver con las vidas de los que gozaban o sufrían con los partidos, es más, decía Ortiz Monasterio ¡Ni siquiera saben que existen!
Así las cosas me quedé reflexionando un momento y luego me pregunté: ¿Valdrá la pena comprar la playera de la selección?¿acaso no tengo cosas más importantes en que gastar mi dinero? Cosas que si tengan que ver con mi vida, por ejemplo. Al final decidí que cuando tenga dinero de sobra la compraré, por si algún día voy al extranjero y necesito que la gente sepa que soy mexicano, así si allá hago algo equivocado puedo alegar: ¡Yo no soy de aquí, yo no sabía, yo soy mexicano!
Pero por lo pronto, yo disfruto del mundial y cantó los goles de México, porque es emocionante tener bandera. Sobre todo cuando se tiene una bandera tan bonita, de un país tan bonito, donde todo tiene un significado, donde hay tanta magia.

¡Viva México!

jueves, junio 08, 2006

Post Debate

Lo pude ver todo, ahí estaban los cinco candidatos, todos sabíamos quienes tienen posibilidades de ganar pero de cualquier manera se debe oír a todos. Acartonado, falto de ideas y escaso de propuestas, claro ejemplo de la política nacional. Una política que no va hacia delante, en donde el poco deseo de cambio parece ser en sentido contrario, hacia el pasado, hacia atrás. Claramente pudo ver una diferencia, desde mi punto de vista grande y preocupante; esta diferencia la dio el candidato de llamada “Alianza por el bien de todos” el llamado "señor López", mismo que, como se ha caracterizado, hablo mal, sin control, se vio nervioso, dijo cosas que no se pueden cumplir. En pocas palabras considero que ese señor es un peligro para el país. Veamos porque lo veo así.
México, sin duda es un país enfermo, que necesita un tratamiento que vaya a fondo y le regrese la dignidad a la gente, la alegría y las ganas de seguir ahí. Hasta ahora no conozco a un solo mexicano que no haya pensado en irse “al otro lado” o, en muchos casos, que no lo haya hecho ya; claro, en “el otro lado” las cosas no son sencillas, hay que trabajar en serio, las rentas que se pagan son caras y, la mayoría de las veces, el trabajador simplemente sale tablas. Si se quiere ahorrar hay que tener dos trabajos y chingarle el doble, esa es la realidad. En caso de que este sea el objetivo, la vida de aquellos que lo hacen simplemente queda en suspenso durante este tiempo, no hay mucho más que se pueda hacer, no hay familia para celebrar fechas importantes y por lo tanto para tener noción del tiempo que pasa, tampoco, aunque se tenga dinero, se puede viajar pues, dos horarios de trabajo difícilmente lo permiten y en un país donde no se tienen documentos es muy arriesgado andar por ahí nomás por gusto. Nada tiene sabor, todo pasa sin dejar la sensación de haberlo vivido. Volviendo a México, debo señalar que si bien considero que México es un país que esta enfermo, creo que está enfermo pero de salud simplemente, y, por lo tanto, es como si necesitara ir al doctor, seguir un tratamiento, corregir lo que esta mal y seguir adelante. Así se puede apreciar en todas aquellas cosas que hoy día tenemos y funcionan bien, por que estamos mejor que en el pasado. Sí, hay muchas cosas por mejorar pero se debe hacer sin perder lo que hemos ganado. Por el contrario, en caso de que padeciera de una enfermedad más grave, como pudiese ser una adicción a la pobreza, a la corrupción, a la necedad de unos cuantos, entonces si, tal vez se necesitaría tocar fondo para ver que no hay otro camino, llegar a la más baja condición, para que al descubrir que no hay otra opción, ni a quien más echarle la culpa, ponernos todos a trabajar. Por eso espero que no gane el señor Andrés Manuel, porque parece empecinado en hacer ir a México al pasado, en acabarse lo poco que hay. Mis razones, mismas que he adquirido durante todo la campaña de este hombre, son las siguientes:
En primer lugar, porque es expriísta, situación que me hace dudar de él, no creo que tenga grandes convicciones que lo hayan hecho irse a la supuesta izquierda; creo que lo mueve su busca de fama o popularidad, esta muy claro, ya lo dejo ver en el debate cuando dijo que el se inspiraba en Morelos, en Villa, en Juárez (quien sí respetaba la ley y las libertades, por cierto) y, sin duda, el quiere ser como ellos: para estar el la historia y parece que no le importa nada más.
En segundo lugar, veo que las pruebas que ofrece de que es un buen hombre son muy pobres, porque eso de ofrecer como prueba el que no tiene nada más que su pequeño departamento y que por eso en buena gente solo porque no posee riquezas se me hace una estupidez, me parece que es una persona que a pesar de tener una larga trayectoria en la vida productiva se ha dedicado a no cuidar su dinero. Eso es muy fácil y no necesitamos ayuda en eso, lo que necesitamos son ejemplos de gente que trabaje y cuide lo que ha logrado; de gente que ahorre; de gente que haya logrado una estabilidad económica, familiar y personal. Alguien que haya crecido en todos los sentidos.
En tercer lugar, y siguiendo con los ejemplos ofrecidos por el candidato en cuestión, el que alguien me diga que es muy bueno porque madruga y por eso es muy trabajador, tampoco me dice nada. Se me hace otra reverenda estúpidez, el madrugar sin duda que es bueno, que sirve para aprovechar más el día pero de ahí sigue ver en que se quiere aprovechar, si para hacer el bien o para hacer el mal.
En cuarto lugar, parece que tiene un trastorno de personalidad, que piensa que el es el elegido por los dioses para llevar a cabo su misión. Y eso que no es del otro partido donde abundan los católicos abnegados. En verdad que no hay a quien irle, pero de todos este es el peor.
En quinto lugar, considero que es un peligro, precisamente para el bien de todos, porque dice que el será el candidato de los pobres y que sobre ellos erigirá su gobierno. ¡Háganmela buena! Seguramente va a convertirse en Robin Hood apenas asuma el mandato. ¿Y qué hay de aquellos que han logrado, a base de mucho esfuerzo hacerse de un capital, de un patrimonio? ¿Acaso les va a quitar lo que tienen? Para ayudar a los trabajadores se ocupa apoyar a los que generan trabajos, no hay otro camino.
En sexto, su propuesta esa de hacer un tren bala del DF a Tijuana me parece un tremendo disparate. Si es cierto, México necesita, no uno, muchos trenes modernos pero primero se deben hacer bien las cuentas para saber de donde sacar el dinero para hacerlo. Ahorita, así como nos lo ha planteado, parece que su urgencia es el hacerlo para que la gente que no tiene trabajo en el sur pueda salir “volando” a conseguir una chamba a la frontera, ¿o acaso será más allá? No lo dudo que así lo piense este señor. Seguro quiere asegurarse una vía de escape para la presión del desempleo que se le vendrá.
En séptimo, este candidato tiene la idea de que repartir dádivas es lo que necesitamos, por que digo esto, porque se ha puesto a repartir dinero sin crear un programa para recuperarlo, sin dejar claro de donde viene y a donde va ¿No es esto populismo? Se necesita alguien responsable, no a un vendedor de ilusiones .
En octavo, por que simplemente es irrealizable todo lo que plantea, supuestamente con el todo va a ser más barato y, sin embargo, va a tener dinero para hacer un “tren bala”, para hacer tres refinerías, para dar pensiones, etc. Me parece suficientemente alejado de la realidad como para que se le tome en serio. ¿Qué no se dará cuenta que el mundo ya es muy pequeño y que si se subsidia algo los demás países u organizaciones comerciales nos saquearán?, ¿Qué no puede cerrar las puertas a la globalización? ¿Qué no ve cuales son los países que han avanzado y cuales se han quedado en el pasado?
En noveno, y para terminar, en el debate dijo algo que me inquieto. Dijo que iba a hablar con todas las organizaciones y mencionó a los miembros de las iglesias para sacar adelante a México. Yo me pregunto: ¿No es precisamente por tomar en cuenta a la iglesia por lo que acusa a uno de sus oponentes? ¿Dónde esta la coherencia? ¿Dónde quedo el estado laico?
Hay muchas otras razones para no confiar en este candidato, espero muchos lo puedan ver.

viernes, junio 02, 2006

TITULO PROFESIONAL

Hoy, primero de Junio de 2006, he recibido por fin mi Título Profesional. La fecha resulta trascendental debido a que fue un momento que estuve esperando desde hace poco más de ocho meses, cuando hice todo el papeleo. ¡Que va! desde hace más de seis años, pues fue en 1999 que entré a la carrera y, si lo hice, fue, sin duda, con la idea de obtener un título. En el primer momento me dieron ganas de llorar, luego, de saltar, de salir corriendo para contarle a todo mundo, de ir a brindar con los amigos. Sin embargo, después de seis años de espera durante los cuales se debe de lidiar con todo tipo de obstáculos, de días sin comer, de tantas noches sin dormir, de suprimir los pensamientos porque ese día toca aprenderse alguna definición imposible de comprender (imagínense: ¡de retener!), de echarse a perder viendo la realidad de la práctica y de sumar y sumar horas para el servicio social, de tomarse fotos y, para rematar, de aventarse más de ocho meses esperando que las burocracias universitarias y gubernamentales hagan su parte. Mientras esto pasa, escucho que, en Estados Unidos se recibe el título el mismo día del acto académico como me contó una egresada de la Universidad de California en Los Angeles y, por otro lado, una bella Alemana (de plena y total confianza) me dijo que en su país se tardan, a lo mucho, una semana. ¡Caray! Después de todo eso: ¡Claro que uno se va a amoldar! Que se va a hacer a la idea de que lo mejor es la calma, pues, los años no pasan en vano y algo nos deben de dejar.
En mi caso han dejado, además de muchas experiencias, la clara idea de que lo mejor es la paciencia; que todo llega a su debido tiempo; que todo pasa por una razón superior y que, en el peor de los casos, comprenderemos todo lo que hoy nos pasa cuando haya pasado el tiempo.
Por eso mejor reacciono con calma. He tomado mi título y lo he leído una y otra vez para creer lo que estoy viviendo o, tal vez, para aprendérmelo de memoria y nunca olvidar lo que logré. De cualquier forma procuro estar sereno, al fin y al cabo hoy es jueves. El fin de semana esta por delante y es largo; así que más vale que así sea para que el festejo sea largo y perdurable.
Por cierto, recordando a mis lindas informantes, la americana, por su lado, entre otras cosas, además me dijo que para tener un buen sueldo en un trabajo en los Estados Unidos es indispensable tener una maestría; mientras que, la germana, me ha dicho que en su país es tanta la competencia que, cada vez más, sólo con un doctorado se pueden abrir puertas para obtener un buen empleo. En México la situación es más o menos igual, la diferencia, creo yo, está en que con todas las carencias económicas, con los paupérrimos servicios de asistencia estudiantil que existen y sumando a esto todas las trabas que se encuentra uno para obtener un título, sucede que al tenerlo, a fuerzas, se tiene que hacer valer; creo que esa es nuestra mínima obligación para contrarrestar todos los inconvenientes que tuvimos que sortear los que quisimos estudiar.