jueves, mayo 25, 2006

Memorias de poemas y poesias

Hace años, inspirado en un amor de tierna juventud, escribí un supuesto poema. Los años han pasado y no he querido olvidarlo; aún hoy, más de diez años después recuerdo lo que escribí y que dice así:

Cuando ya no esté contigo
Ya no habrá tardes con tu abrigo
Ya no habrá cometas en el cielo
Ni habrá llamadas de consuelo.

Mis días serán eternos
Y mis noches, sólo infiernos.

Entonces… estaré recordándote
Para no morir… extrañándote.


Después, cuando estaba de buen humor, escribí El poema de la Manzana:

Eres algo apetitoso
Pareces algo sabroso
Tu color encierra aventura
Si Eva de nuevo te viera,
El mismo pecado cometiera.

Te quisiera morder con soltura
Mas en ti encuentro vida
Algo ya te tiene mordida
Le tendré que dar sepultura.

Pienso en cómo llegó ahí
A salvo de tanto mal
¡Pero este terco animal!
Ya tieso queda en ti.

¡Oh, gusano perverso!
Provocas hoy este verso
Y me quitas de la boca
Una fruta tan rica y sana
Como lo es esta manzana.

Por esos días, cuando andaba en la misma sintonía, me salió esto:

El can gordo

Un buen día yo venía, andando, caminando, con la pobre espalda sudada después de tremenda caminada. Alguien salió a mi camino, pero no era un minino, sino un fuerte canido, a quien mal le había caído. Mordióme y corrióme y, al rápido dejarme, yo no quise preocuparme, pero par de días han pasado y creo que estoy infectado. ¡ay, mamá!¡aquí moriré, sin estar confesado!


Y cuando estaba triste me atreví a escribir estas 4 líneas:

Triste letra mía,
Chueca y cansada,
Escribes mi agonía,
Estás desesperada…

No hay comentarios.: