sábado, agosto 11, 2007

Ganten y compañía


Bajo el título de Vida, Naturaleza y Ciencia, todo lo que hay que saber y con la guía de tres destacados científicos alemanes: Detlev Ganten a la cabeza, acompañado de Thomas Deichmann y Thilo Spahl, hace poco emprendí el que ha sido, probablemente desde que salí de la secundaria, el mayor viaje hacia el conocimiento que he realizado en mi vida.

A través de las páginas de un libro de seiscientas dos páginas tuve la oportunidad de hacer un recorrido por los elementales campos de la ciencia, desde el origen de la vida hasta el desarrollo del ser humano y su inteligencia, pasando por lo que es el universo y todas sus incógnitas, entre ellas las de este planeta llamado tierra que habitamos. Las teorías de la evolución, que abarcan todos los ámbitos, desde el universo hasta el animal, iluminando amplios campos del saber científico y permitiendo al hombre comprender un poco más la vida, me hicieron cuestionar su validez, pues, a pesar de todo lo que esas teorías dicen y que han sido dichas por las más importantes mentes que ha tenido la humanidad, no puedo evitar preguntarme: ¿Y cuál es el animal que en este momento evoluciona aprendiendo a volar y que será el colibrí del futuro? Entiendo que la evolución es difícil de creer y de explicar porque no se puede ver, pero aún así, me queda la siguiente interrogante: ¿Cómo puede ser cierto lo que dicen de la evolución si en la naturaleza todo parece perfecto y más que en evolución todo parece estar en decadencia?

A través de un viaje a lejanas galaxias en colisión, pasé cerca de agujeros negros y por las nebulosas que tienen los colores más irreales, hechos de luz y el polvo de las estrellas. Entendí lo que es la curvatura del tiempo y me lamento no poder explicarlo como ellos, pues en las palabras de esos hombres pareciera que, esas maravillas del universo, que nunca podremos ver ni tocar y apenas comenzamos a entender, las hubiese inventado el ser humano. Luego, en un abrir y cerrar de ojos, me trajeron de regreso y me introduje al microscópico mundo de las células para apreciar su funcionamiento y saber lo que las ayuda o las destruye. Para saber de qué estamos hechos. Dentro del estudio del cuerpo humano escuché simpáticas teorías acerca del porque del desarrollo del busto femenino; me sorprendió saber que tenemos el mejor promedio de posibilidades dentro del reino animal, pues aunque muchos animales nos superen en alguna actividad en particular, no hay alguno que pueda caminar, correr, nadar o brincar como nosotros podemos hacerlo.

También repasé los nombres de los inolvidables y entre Aristóteles, Copérnico, Galilei, Kepler, Newton, Darwin, Einstein, por decir algunos, encontré, como cualquiera puede notar a la primera, que muchos de ellos son alemanes y que su número se elevará potencialmente al hacer la lista más larga, lo cual, para nuestros autores no sólo no pasó desapercibido, sino que lo destacan en cada frase o oportunidad que se les presenta, llegando a ser (para mi gusto) demasiado enfáticos en ello, casi pangermánicos. Hubo más detalles que me sorprendieron, como el que surge de la lectura de la página 382, en donde comentan que en 1944 un experimento aportó la prueba de que en el ADN se encontraba el material hereditario, pero olvidan explicar quien y como se descubrió, lo cual me parece una omisión lamentable, en el entendimiento de que pudo ser resultado de alguno de los experimentos que los médicos nazis realizaron con sus victimas. Siendo maliciosos podríamos pensar que lo hicieron por también ser alemanes.

En fin, no hay nada perfecto sino perfeccionable, por eso la obra a que me refiero me pareció, más que valiosa, invaluable, en donde teorías, leyes y principios han fluido hacia mi entender de manera armoniosa y fácil; dejándome completamente asombrado de cómo, increíblemente, todo se puede ordenar naturalmente.

Al final, después de analizar el panorama actual, donde los más avanzados científicos buscan encontrar una teoría unificadora en la que confluyan todas las demás y haber leído los pronósticos que prevén los autores para el futuro, yo he querido regresar el inicio del libro, donde leí unas bellas líneas escritas por Angelus Silesius y que para mí resumen la idea que tenemos de la vida y el universo:


No sé quién soy.
No sé de dónde vengo.
No sé adónde voy.
Me sorprende ser tan feliz.

Así las cosas, no nos queda más que seguir buscando la respuesta, pero sin dejar de sorprendernos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ey Juan Jo! Yo quiero leer ese libro, se me antojaba desde que estabas aca pero ahora con esta recomendacion pues mas.
P.D. Excelentes fotos y cronica de Praga.
P.D.2. Gracias por atender mis peticiones!!!