viernes, mayo 04, 2007

La Metamorfosis

Sound report: Zoé ya dejo de tocar, ahora

STARSAILOR is crossing the sky

and a SPOON is watching all that.

Sobre el libro

Ayer terminé de leer La Metamorfosis de Franz Kafka, digo ayer terminé a propósito, pues, según leí en el prologo éste es un libro para leer en una sentada. ¡Sí, como no! a mí no me fue tan fácil, fue un libro que me exigió completa atención, que me llevó días terminar pues lo quería comprender más que simplemente leer. Después de un comienzo fluido se fue haciendo un nudo, un masa difícil de digerir por el pesado ambiente que el escritor fue narrando, fui sufriendo por la desesperación de querer saber cual sería el final del metamorfoseado y, cuando estaba a punto de preguntarme hacia donde iba la historia, brillantemente, descubrí que el final del segundo capítulo catapulta la historia con una fuerza narrativo-psicológica increíble, por algo Kafka es lo que es. El final de la novela fue una maestría, la forma en como el ambiente cambia y termina con una suavidad que se antojaría fuese más largo. Justo así se acaba, como las buenas obras: cuando el lector quiere más.

Sobre el efecto del libro

Hoy por la mañana amanecí con la historia de Kafka en mi mente, como siempre pasa, quería terminar de amarrar cabos sobre la misma, por qué hizo esto, por qué pasó aquello, por qué terminó así, eran mis interrogantes. De pronto, otra pregunta vino a mi mente.

¿Qué pasa si en una cubeta ―¡sí, una cubeta! como esa con la que a veces te bañas cuando no hay agua en la llave, cuando no hay gas o cuando no tienes boyler―, metes el libro de Kafka y luego te pones a recolectar animalitos por todo el jardín? No me quise quedar con las ganas de ver el resultado y me fui levantado ladrillos, macetas y algunas piedras por el patio. Con amabilidad fui tomando prestados los personajes que ahí viven escondidos entre humedad y oscuridad; cochinillas, caracoles, lombrices, cucarachas, arañas, tijerillas y ácaros se subieron al paseo. Ya sólo faltaba meter ahí el libro del judío de Praga; tan pronto los presente hubo repudio, un trato esquivo, al parecer a los bichos no les agradan esas cosas. Y si de por sí fue difícil mantenerlos adentro, al ver el libro todos trataron de escapar, despavoridos. Al libro tampoco le agradan los bichos, aunque no lo manifiesta uno lo puede sentir. Ellos tienen todo lo que a los libros no les gusta: humedad, tierra, pequeños dientes, patas prensiles, ¡hambre!


Sobre el resultado del efecto del libro

Bueno, la duda ya estaba resuelta, así que tomé el libro, lo limpié muy bien, ―pues lo terminaré regalando a algún amigo ahora que me vaya―, tomé la cubeta, caminé entre las plantas y dejé en libertad a mis inquilinos, de alguna manera me tenían que pagar algo de renta.
Creo que lo comprendieron, nadie protestó ni me pico, a pesar de que los tomé con la mano; creo que ellos, como yo, saben que somos parte de una misma cosa, que la única diferencia es que yo pienso y me quiero dar cuenta de algo que ellos ya saben y, que a pesar de mis berrinches, tendremos el mismo final.

Cada libro deja algo bueno, seguramente es porque en cada uno de ellos nos vamos dando cuenta de una parte de ese algo que buscamos y, aunque sea en pedazos, a través de las ideas de otro lo alcanzamos a mirar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo lo quiero, Sí.

Juan-Jo dijo...

Y tú ¿quién eres? Rola un ID, una seña, una ubicación, un contacto.

Psyche Calderon Vargas dijo...

Lo interesante de la metamorfosis de Kafka, son las ideas abstractas y simbólicas en cada personaje, mi favoritos siempre han sido la hermana, el violín y la manzana...
yyy ¿Cuándo regresas?

Juan-Jo dijo...

Hola, Hola. ¡Claro!tienes razón; en ese sentido mi favorito sería la manzana. es mi parte preferida.

Yo ya regresé,anduve aquí un tiempo y ya estoy por irme de nuevo.