sábado, octubre 07, 2006

Un cuento desempolvado

Este cuento lo escribí hace mucho tiempo y ha sido hasta ahora que le he dado una desempolvada; siempre lo he considerado un cuento cursi pero ahora con una pequeña arregladita me ha gustado más. Espero no caer mal y si es así, pues que más da, nadie es monedita de oro.




Amor Egoísta

Un día, justo al anochecer, cuando comienza a soplar el viento y aparecen las estrellas en el firmamento, un apuesto joven caminaba por el campo acompañado de su novia. Entonces recordó que deseaba confesarle algo y le dijo volteando al firmamento:
-Mira, vez aquella estrella que esta justo entre aquellas otras dos y que juntas forman una línea, esa es mí estrella y es mí otra novia.
Esto causo gracia en la pareja que siguió su camino hablando sobre la posibilidad de que esto fuese real. No llegaron a ninguna conclusión pero un par de días más tarde él recibió una carta donde ella le escribió:
“Estimado Alfonso:
Con gran pena he escrito esta carta pero no veo para que aplazar algo que tarde o temprano va a suceder, pues, resulta que a pesar de que has sido una persona muy atenta, educada y cordial, y que cuentas con muchísimas cualidades entre ellas la de ser un hombre muy apuesto, aún así creo que no eres la persona que busco para pasar el resto de mí vida y sería para ti un alivio el no pasar los próximos años viéndome envejecer. Creo que mereces más de lo que yo puedo ofrecer y, por favor, te pido no me busques más, ya que esto me causa una gran pena y es mejor dejarla morir; piensa en todas tus virtudes y verás que pronto encontrarás a la mujer de tú vida, además, recuerda que no estas solo pues tienes a una compañera en el cielo.
No teniendo otra cosa que agregar doy por terminada nuestra relación y me despido con un adiós y buena suerte.
Atentamente
Leticia Saucedo

Tan pronto como la terminó de leer, Alfonso supo lo que había pasado. Apagó la luz de su recamara y salió al jardín en busca de su estrella, la descubrió justo en el cenit, relumbrando sobre las demás. Alfonso, con lagrimas en los ojos, se tiró sobre el pasto y se quedó pensando en como había brindado su tiempo a aquella lejana dama estelar y también en como le había declarado su amor, dándole a ella la pasión que antes no tenía a quien dar; recordó que cuando lo hizo pensaba que tal vez no habría en el mundo una persona que le pusiera atención pues ahora el mundo ya no esta para eso. Recordó cómo al contar acerca de la conquista que hacia por las noches desde su ventana sólo se burlaban de él. También se acordó que aunque jamás escuchó respuesta alguna de ella, si llegó a sentirla en su corazón; así también, le vino a la mente la ocasión cuando hablo de ella con Rocío y que después de esto no pasaron muchos días para que ella se alejara diciéndole que se quedara con su estrella y las lagrimas vinieron a sus ojos cuando recordó lo que su abuela le dijo hacia ya varios años cuando le contó de sus amoríos con una estrella y de la abundante cantidad de versos y canciones que le dedicaba por las noches:
--Hijo, nunca debiste hacer esto-le dijo la abuela- las estrellas son muy celosas y egoístas, porque crees que no iluminan la oscuridad como el sol o la luna, ellas sólo se iluminan así mismas pero jamás reparten su luz, además, que no te das cuenta de que las estrellas son infinitas y tú, querido niño mío, tú eres un simple mortal; déjala en paz, mejor consigue una muchacha que te pueda amar y no una estrella imposible de tener.
Entonces, le vino a la memoria lo ocurrido con Estela quien lo dejo por otro y de quien supo un comentario que lo hirió como nada hasta entonces, pues Leopoldo, su mejor amigo, se atrevió a contarle lo que ella había dicho acerca de él:
-Pobrecito de Alfonso, anda con poemas y cosas de esas, imagínate hasta dice que tiene una estrella que es su novia ¡Pobre, Se va a volver loco!
Por eso, ahora que estaba ahí, tirado en el pasto con todas estas cosas pasándole por la mente, sin sentir el aire frío que soplaba aquella noche, ni la humedad de la brisa que caía, llorando por su suerte, terminó creyendo lo que le dijo su abuela y solo atinó a decir:
“Escucha Estrella, sí acaso has tenido algo que ver en mí desgracia, te pido me devuelvas mí palabra para poder vivir mí vida...no seas egoísta, piensa que mí vida es fugaz y pronto moriré, tú en cambió seguirás brillando en el cielo y podrás conquistar nuevos corazones ya que jamás desaparecerá tu encanto, en cambio el mío, junto con mi aliento, se está agotando. Por favor, ¡escúchame...!” A esto siguió un silencio que solo era rotó por el viento, mientras Alfonso se quedó pensando si acaso esta vez lo escucharía “su estrella” o habían sido vanas sus palabras.
¿Cómo saberlo? -se preguntó- si las estrellas son egoístas y el ya estaba encadenado.

Noviembre 10 de 1998

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Busca el significado de Estela

Juan-Jo dijo...

estela1. (Del lat. aestuarĭa, pl. n. de stuarĭum, agitación del agua). f. Señal o rastro de espuma y agua removida que deja tras sí una embarcación u otro cuerpo en movimiento. || 2. Rastro que deja en el aire un cuerpo en movimiento. || 3. Rastro o huella que deja algo que pasa.