miércoles, diciembre 19, 2007

Navidad 2007

Feldhamster
Hamster del campo
(Cricetus cricetus)

















Dentro de los proyectos en los cuales he venido colaborando para la organización ecologista BUND, Freunde der Erde (Amigos de la Tierra) en Sachsen-Anhalt, uno de los últimos encargos que me hicieron fue hacer los dibujos de las especies que se encuentran en peligro de extinción en esta parte de Alemania con temática navideña, esto para la campaña de fin de año de BUND; el resultado fueron las imagenes de algunos de los animales amenazados, mismas con las cuales se intenta concientizar a la población, creando relaciones de afecto con las especies locales amenazadas y hacer ver que se puede celebrar la Navidad sin dejar de lado la situación ecológica de la zona.
















Grüne Mosaikjungfer
Libelula virgen verde
(Aeshna viridis)


Groβe Bertfledermaus
Murcielago barbado grande
(Myotis Brandtii)









Rotmilan
Milano Rojo
(Milvus Milvus)
















Europäische Sumpfschildkröt
Tortuga Europea de pantano
(Emy urbicularis)


Luchs
Lince
(Lynx lynx)

Creo esta ha sido una bonita manera de terminar el año
y como por el momento no tengo otra cosa que decir,
no me queda más que desearles una muy
¡F E L I Z ---N A V I D A D!


domingo, diciembre 09, 2007

La Ruta de los Sueños XLI

El día que dormí en Dessau
Para mi amigo Héctor, el arqui, y salido de una visita que hice a esa ciudad con pretexto de una fiesta de cumpleaños.
Viernes por la tarde y nosotros vamos rumbo a Dessau, una ciudad que se encuentra algo así como 60 kilómetros de Magdeburg, mi base de operaciones. Vamos en un auto compacto color gris, atravesando bosques con ocasionales vistas sobre el río Elba.
Allá iremos a una fiesta de cumpleaños, ella se llama Sussa, cumple treinta o, por los menos, eso dice todos los años. La fiesta estará regular, así es como dicen que es siempre, será en el cuarto piso de un edificio de departamentos modernos aunque nada nuevos, se reunirán igual que cada año todos los amigos y celebraran vestidos de etiqueta. El ambiente será para mí muy alemán, sobre todo por la comida: bocadillos de pan con ensalada y quesos de todos tipos, panquecitos, cerveza y vino, otra cosa no se puede esperar.
Me será un poco difícil ambientarme porque como en cada fiesta a la que voy no faltará quien se acerque con la intención de conocerme y platicar y luego esa conversación pasará por la obligada sección de preguntas incomodas, hechas como para ponerme en entre dicho. Son preguntas que al principio me hacían sentirme desubicado, con la fuerte sensación de que no pertenezco aquí, que hacían crearme la idea de que mi vida aquí sería un problema, pero después de repetirse muchas veces más o menos la misma historia, ya todo se me resbala y me he hecho hábil para contestar, sé que sorteando todos esos obstáculos terminaré escuchando una declaración más con la misma cantaleta: ¡Que ya tengo otro amigo y ojala nos volvamos a ver, no dejes de llamar!
Tomaré algunas cervezas y comeré de todo un poco, quien quita y esta vez tengan algún invitado venido de otro lado. Me iré a dormir a la primera oportunidad. Sé también que despertaré temprano o, por lo menos, antes que los demás y me tomaré un café sentado en el balcón viendo desde arriba la ciudad. Me sentiré un poco como en mi patria pues esos edificios hechos de concreto me recordarán a los de la Ciudad de México, con sus barandales de tubo, sus puertas con marcos de ángulos metálicos y sus ventanas de cuadritos; por eso me relajaré y me pondré a leer y esperaré el momento en que nos despidamos y pueda ir, entonces sí, a visitar el lugar por el cual acepté venir a esa fiesta de cumpleaños.
Tomaremos el auto y tan pronto nos comencemos a mover, notaremos más y más el olor a monumento, algo huele a historia por acá. Luego de atravesar algunas de las calles de la ciudad llegamos a uno de los lugares que más curiosidad tenía en conocer en Sachsen-Anhalt, el nombre: la Stifting Bauhaus, ubicada en Gropiusalle 38, 06846 Dessau.
Estacionamos el auto sobre la Gropiusalle y tras los árboles de la calzada miramos aparecer el edificio, de varios pisos color blanco, una franja gris lo envuelve en su cimentación y por las ventanas se pueden ver decoraciones en rojo, azul y amarillo. Entramos por la puerta roja, que es la principal y sobre la cual se encuentra escrito con letras grandes y el nombre del edificio: BAUHAUS. Los cristales de las puertas, como las de todo el edificio, son antiguas, se ven en ellos distorsionados todos los reflejos y por un momento, se siente uno entrar en una contradicción, un edificio moderno y antiguo al mismo tiempo.

Tan pronto entramos pido un folleto en español; no hay así que pido uno en inglés, la mujer de recepción me lo da y yo lo comienzo a leer, traduciendo en mi mente, como siempre, mi deficiente inglés no me permite más:
La Fundación Bauhaus es un centro de diseño experimental, de búsqueda y enseñanza. El concepto clave de todas las áreas de trabajo de la Fundación son la reflexión crítica sobre el Modernismo y el desarrollo del Modernismo, mismo que forma el puente entre el Bauhaus histórico y el Bauhaus de hoy. La Fundación trabaja, por un lado, enfocada a conservar, buscar y resguardar la herencia cultural que posee y, por otro, a investigar aspectos comunes de desarrollo urbano, incluyendo la exploración de soluciones creativas en espacio urbano, arquitectura y diseño. La Fundación se considera así misma como un taller de atmósfera abierta que apoya la exploración y la investigación. Su trabajo está basado en los pilares del experimento creativo, la reflexión en el Modernismo y la enseñanza. La teoría y la práctica están aquí estrechamente entrelazadas. Todas las áreas de enseñanza son interdisciplinarias y trans-culturales; encajan y se construyen una sobre la otra, complementándose mutuamente. Los resultados del trabajo de la Fundación son presentados en exhibiciones, publicaciones, conferencias, lecturas y una variedad de oportunidades educacionales. Al respecto, los cursos establecidos por el Bauhaus Kolleg, mismo que fue fundado en 1999, desarrollan un rol sobresaliente. Ahí se provee de entrenamiento interdisciplinario para los egresados venidos de todas partes del mundo y se les da la oportunidad de ver más allá de las fronteras de su propia ocupación y practica diaria, ensanchando sus horizontes culturales y profesionales y siendo parte del intenso debate que ahí se lleva sobre los métodos. Cada dos años la Fundación promueve el premio Internacional “Bauhaus Award” para honrar a los jóvenes académicos y diseñadores que se han distinguido por sus innovadoras ideas y diseños aplicables a la ciudad del siglo XXI. Eventos en escenarios y festivales en el Bauhaus contribuyen con el vibrante y creativo estilo de trabajo que ahí se realiza. Cada año, numerosos visitantes de todo el mundo visitan el Bauhaus Building, mismo que ha sido declarado patrimonio cultural por la UNESCO en 1996.
La histórica Bauhaus en Dessau fue un creativo laboratorio experimental de ideas con una interdisciplinaria aproximación a la búsqueda de nuevas aportaciones contemporáneas y soluciones en diseño y arquitectura para la nueva y moderna era industrial. Fue uno de los primeros colegios de diseño moderno. El Estado Bauhaus Weimar fue fundado en 1919 por Walter Gropius para entrenar artistas, artesanos y arquitectos para trabajar como diseñadores creativos. Por razones políticas el Bauhaus se tuvo que mudar a Dessau, donde el edificio Bauhaus y siete Casas Maestras para el director y los maestros fueron construidas entre 1925/26 con el diseño del propio Walter Gropius. Bajo la dirección de Walter Gropius, Hannes Meyer y Ludwig Mies van der Rohe el Bauhaus en Dessau se hizo un nombre así mismo, principalmente debido a sus avanzadas ideas en arte, diseño y arquitectura así como por su excepcional concepto de enseñanza, con un interdisciplinario acercamiento combinando arte con tecnología. El edificio Bauhaus y las siete Casas Maestras están considerados como la clave del Modernismo en Europa, así mismo los productos de Bauhaus están reconocidos a nivel mundial como iconos del siglo XX. Indicaron el camino al Modernismo, mismo que realizaron con armonía, funcionalidad y diseño. El Bauhaus, como un colegio de diseño creativo, dejó los fundamentos del modernismo, revolucionó la forma de pensar y trabajar en el arte y la arquitectura a nivel mundial.
En ese momento la información leída del folleto me ha hecho sentir aún mayor interés en el lugar y de una vez quiero empezar el recorrido.
A los visitantes de se día nos abrieron las puertas de par en par, mostrándonos y explicándonos cada punto de importancia, como el anfiteatro que sirve para que se dicten conferencias o para presentar obras de teatro en fechas importantes. Ahí vimos la funcionalidad de las ideas desarrolladas en Bauhaus, constatándolo con varios ejemplos, como lo fue el sistema mecanizado que es la llave circular que controla la apretura de los ventanales, que se asemeja a las cerraduras de las puertas de un submarino y que colocados estratégicamente en ambos lados de la sala, permite manipular con un solo movimiento cada uno de los ventanales de cuatro ventanas cada uno; así mismo, pudimos ver el sistema de iluminación con que cuenta el aula, que está constituido por líneas de pequeñas lámparas fluorescentes que permiten que la luz se disperse por todo la aula y que acababa con la antigua tradición de contar con una sola fuente de iluminación en cada sala, que fue algo nunca visto antes de Bauhaus. Al salir, las puertas, a fin de que se abran de par en par y no interrumpan el paso a las personas, las perillas se pueden ensamblar en las paredes pues éstas cuentan con un espacio libre que les da cabida.
Es así como este edificio rompió los moldes e inició con una nueva forma de diseño y construcción arquitectónicos, buscando hacer todo más funcional, barato y rápido de realizar. Si bien el edificio se aprecia y percibe al llegar como una gran mole fría, en su interior el ambiente es diferente pues el personal se esfuerza por mantener la atmósfera de apertura e intercambio cultural que le permitió a esta institución ser considerada como una escuela de propuestas clave en el desarrollo intelectual, artístico y de forma de vida del ser humano a principios del siglo pasado.

Mientras seguimos recorriendo el edificio, nos percatamos que los diseños arquitectónicos innovadores se encuentran en cada detalle de la estructura de concreto, con líneas equilibradas y sobre todo funcionales, que los sistemas mecanizados se encuentran en cada ventanal y los colores se repiten una y otra vez con armonía, haciendo de las combinaciones de blanco, rojo, azul y gris, una marca registrada de Bauhaus.


En la escuela de diseño se buscaba funcionalidad ante todo, por eso produjeron desde sillas hasta focos, modelos que tuvieron tanto éxito que hoy los encontramos en todos lados pues cambiaron completamente con la concepción de ellos en el ser humano.
A lo largo de la historia el Bauhaus y sus integrantes sufrieron todo tipo de calamidades como persecuciones políticas, ocupaciones militares, indiferencia de los gobiernos comunistas y abandono por falta de recursos, por ello estuvo sumido en el deterioro por mucho tiempo, siendo en la década de los noventa, tras la reunificación del país, que la institución se ha logrado poner a funcionar de nuevo y en poco tiempo ha vuelto a estar presente en el panorama arquitectónico mundial y por las propuestas, conceptos y estrategias que manejan, no dudo que seguirá dando mucho de que hablar en el futuro. El modernismo es el acta de nacimiento de Bauhaus y mientras haya futuro seguramente el Bauhaus seguirá iluminando los pasos de la arquitectura.













Antes de iniciar el recorrido de regreso pasamos a echar un vistazo a las siete “Casas Maestras”, de las cuales solo quedan cinco debido a que dos fueron destruidas durante los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. Esas son las casas en que vivieron Gropius, Kandinsky, Klee y muchos otros de los docentes de la escuela.
A primera vista tal vez no nos digan nada en nuestros días, son bonitas como cualquier casa grande situada entre pinos y verdor, sin embargo, tan pronto las ponemos en el contexto histórico la cosa cambia pues se transforman en los diseños innovadores de los años veintes, que establecieron los criterios que habrían de impregnar al mundo del diseño arquitectónico del siglo XX.
Dessau fue una grata experiencia y recomendar una visita es algo a lo que estoy obligado.
Ahora regresamos; Magdeburg no tarda en aparecer, está tan sólo atrás de estos bosques. Me sorprende ver muchos árboles con cinturones brillantes alrededor de sus troncos, son bandas de una cinta que se asemeja a un espejo y refleja las luces de nuestro auto nítidamente; el reflejo es destellante, tanto así que me asustó en el primer instante; en la intensa oscuridad del bosque pareciera que cientos de autos de acercan a nosotros desde todas direcciones. Las han puesto ahí solo para asustar a los animales y hacer que se alejen de la carretera evitando así que sean atropellados. Yo también me he asustado pero no me siento un animal, ni siquiera me pasa por la mente, lo que se encuentra en mis pensamientos es la posibilidad de entender la vida salvaje pues aquí, mientras trató de ver entre la oscuridad de los árboles, más allá de los reflejos de las luces de nuestro auto, me encuentro a milímetros de ello. ¿Será posible que los animales tengan el cerebro tan pequeño que sólo vivan en el primer instante como cuando yo advertí de esos reflejos? ¿No tendrán capacidad para ir un poco más allá y recapacitar en que esos son sólo los reflejos de la luz? Seguramente no, por eso salen despavoridos y corren cientos de metros hasta que se les pasa el susto.
Los reflejos se vuelven a sumir de nuevo en la oscuridad en tanto pasa otro auto y, mientras nos alejamos, he recordado y comprendido algo más. Había en la televisión de mi tierra un programa que salía (o sale todavía) todos los días a las cinco de la tarde, su nombre: Primer Impacto, con notas rojas y baratas de paparazzis y la farándula. Detestable casi todo el tiempo, pero muy popular entre los desempleados y algunas amas de casa; seguramente sus creadores descubrieron lo mismo que yo he descubierto en un bosque de Sajonia, seguramente saben que en ese primer instante es también en el que viven los animales y no les permite reflexionar. Seguramente por eso titularon así su programa, que significa prácticamente lo mismo y, seguramente, por eso tiene tanto éxito, porque también saben que así es como viven los seres sencillos y eso los hace felices.

lunes, noviembre 26, 2007

Natalia

Amanecieron en un cuarto amplío y de paredes blancas. El, aún desnudo, se levantó y abrió las ventanas, pues aunque el aire aún conservaba una agradable tibieza estaba cargado de olor a sudor. Los rayos del sol se metían por la ventana cuando ella despertó, la luz reflejada sobre las paredes era intensa y se tuvo que proteger con las sabanas que habían caído al lado de la cama; ella sintió la brisa fresca rozar su piel descubierta y oyó el sonido de las olas rompiendo suavemente en la playa; ese sonido era tan suave que posiblemente se hubiese quedado dormida de nuevo a no ser por las manos de Rogelio, que de nuevo comenzaron a tocarla, aunque ahora suavemente, como se tocan los cabellos de una niña, porque así era como él la consideraba; para él, ella no era más que una niña de ojos grandes metida en un cuerpo de mujer.

Sobre las paredes se habían dibujado extrañas figuras con los reflejos de la pistola cromada que él dejó sobre el buró; era una pistola escuadra, grande y pesada, que él sólo usaba para trabajar.

Rogelio amaba a Natalia; Aunque sabía que nunca podría tener nada más con ella, la amaba y la deseaba y a momentos pensaba que era por ella por lo único que quería seguir viviendo, porque estando a su lado olvidaba lo que cargaba en la conciencia y por eso quería que esa relación no terminara nunca, aunque luego se casara y tuviera hijos y amara a su esposa y a sus hijos, de todos modos quería seguir viendo a Natalia de vez en cuando, para amarla y protegerla con sus brazos y saber siempre que ella estaba bien.

Aunque ambos sabían que los dos estaban despiertos, se quedaron un rato en silencio, con la mirada fija uno sobre el otro pero sin verse a los ojos, tan sólo sintiendo el latir de sus corazones. Natalia disfrutaba ciegamente cada momento junto a él, le gustaba sentir con sus mejillas la tibieza y la firmeza de su cuerpo, lo disfrutaba como había disfrutado casi cada momento de su vida, aunque viviera haciendo cosas malas. Rogelio disfrutaba verla a ella, tan frágil y llena de gracia, irradiando felicidad y contagiándolo a él de alegría.

Rogelio, cuando dejaba de estar excitado, se preguntaba como era posible que una mujer como Natalia viviera así. Cómo poseyendo esa belleza y ese carisma pudiese merecer esa vida. Y como lo había hecho en otras ocasiones, abordó el tema sin reservas y preguntó:

― Dime, Natalia ¿por qué te convertiste en prostituta?

Ella sostuvo la respiración, abrió los ojos lo más que pudo, como para acabar de despertar y contestó con un tono de reproche:

― ¡Rogelio! ¿Por qué siempre eres tan directo? Ya te he dicho que no sé, que no me digas prostituta porque duele y que no eches a perder estos momentos junto a ti, que son lo que más disfruto en la vida.

Rogelio, que acariciaba los ondulados y oscuros cabellos de Natalia, le dijo:

― ¡Pero que fácil sales del atolladero! ¿Sabes? A veces te admiro, porque eres una mujer que ve todo tan sencillo y jamás te metes en complicaciones para decir las cosas. Una sola palabra te definiría: eres práctica.

― No, no soy práctica ― le dijo ― soy fácil, eso soy y no lo debo negar pero no quiero hablar de eso porque duele.

― Sí te duele es porque no eres feliz siendo así.

― ¡No, te equivocas!

― ¿Qué? ¿No me digas que te sientes feliz siendo una puta?

― No, lo que quiero decir es que sería feliz siendo como sea que fuera, lo que me duele es recordar y saber que he actuado mal y que no lo puedo remediar.

Rogelio tomó a Natalia por uno de sus hombros y la hizo voltear para verle a los ojos, tan grandes y bellos para él, que lo embelesaban:

― ¿Qué es lo que no puedes remediar? ¡Dime! ¿O acaso no me tienes confianza?

Natalia huyó a la mirada, se hizo bolita a mitad de la cama y colocó su barbilla sobre las piernas de Rogelio, luego contestó:

― Sabes que si te tengo confianza, que eres la única persona a la que le tengo confianza, pero sé que si comienzo a recordar y buscar una respuesta a todo esto terminaré llorando y no quiero que me veas así, porque al llorar soy fea y no me gusta que me veas fea. Por que luego ya no te voy a gustar y te voy a perder y luego voy a llorar más y voy a ser más fea.

― Ya no digas más, ¡Anda! tu me gustas de cualquier manera, pero creo que te debes empezar a desahogar, porque sólo así te sentirás bien y a lo mejor te puedo ayudar a encontrar la manera de que remedies lo que dices que ya no puedes remediar.

― Bueno, Querido, creo que sí te puedo contar un poco y hasta me serviría saber que piensas pero antes debemos de salir a caminar un rato por la playa, sirve que así nos da mucha hambre antes de ir a desayunar.

Rogelio aceptó, se pusieron ropas ligeras, sandalias y luego bajaron por las escaleras que llegaban hasta la playa, ahí se descalzaron y caminaron sobre la fresca arena de la mañana. La playa no era muy larga pero era ancha, en extremos había pequeños acantilados que la separaban de las otras playas de la costa, lo cual la hacia poco transitada e ideal para parejas de enamorados como ellos, aunque tal vez no estuvieran tan enamorados y, a la vez, por ser amantes, fueran algo más que una simple pareja. Primero caminaron hacia el lado donde salía el sol y luego se subieron entre las piedras en las que rompían las olas y buscaron cangrejos escondidos.

― ¡Anda, cuéntame eso que ibas a contarme! ―dijo Rogelio cuando regresaban.

Natalia bajo la mirada y la dejó estática para recordar.

― Hace muchos años, cuando mi papá y mi mamá se casaron, eran una pareja feliz, o por lo menos así se veía en las fotos, mi padre era muy guapo y mi madre era como yo…o más bien, yo me parezco mucho a como mi mamá fue entonces, pero ella era mucho más bonita, luego me tuvieron a mí y al parecer vivieron algunos años satisfechos hasta que a mi padre lo mandaron a trabajar a otro país y tardó mucho en regresar. Mamá se había descuidado y engordado, por lo que creo mi padre no sentía mucho interés en volver, él nos mandaba dinero más o menos de forma regular y con eso creía estar cumpliendo. Yo estaba muy chiquita así que me es imposible recordar, pero si me acuerdo que de pronto ya no volví a mirar a mi mamá y luego mi papá regresó y se dio cuenta que mi madre se había ido con otro y le contaron que ella había andado con otros hombres por despecho luego de enterarse que él tenía otra familia en el extranjero y no pensaba regresar. Mi padre se fue de nuevo y me dejó encargada con una tía, sólo siguió mandando dinero hasta que un día regresó y me llevó a vivir con él. Yo siempre fui rebelde y crecí peleándome con mi papá, reprochándole por habernos dejado solas y siempre con la idea de que no me quería, por eso luego me fui a vivir de la casa y anduve de arriba para abajo, de vez en cuando regresaba con mi tía y raras veces lo visitaba a él. Así pasaron varios años y un día en que pasé a verlo lo encontré muy mal de salud, me preguntó acerca de mi vida, entonces me dijo que ya sabía en lo que andaba y me contó muchas cosas que no sabía, de todo lo que ahora te estoy contando, y me dio instrucciones de que hacer si el moría. Yo no le presté atención, no quería escuchar malas noticias, lo mío eran las fiestas o cualquier otra cosa que me pusiera alegre, no quería oír más cosas tristes, por eso no le hice caso, pensé que luego se compondría y me fui. A los meses regresé a visitarlo, ni me acordaba que estaba enfermo, la vida descontrolada de ese tiempo me absorbía. Entonces me dijeron que había muerto y no supe siquiera donde lo habían enterrado, un vecino me entregó una cajita abierta, que dicen que él dejó para mí, estaba medio vacía, se notaba que la habían esculcado. Hay encontré una carta en la que mi padre me decía que hacer con los bienes que el tenía y como usarlos para salir adelante pero no estaban los papeles, el vecino no me supo dar razón, me dijo que muchos la vieron y no sabían que hacer con ella, ni a quien llamar y anduvo de mano en mano. Tampoco pude encontrar las cosas de valor que mencionó en la carta. Nada, todo se perdió. Me sentí como una estúpida, más de lo que ya era. En la carta mi padre me dijo algo que me dolió mucho, porque era lo mismo que yo sentía, pero no sabía como explicármelo…

Ambos caminaban con la mirada clavada en la arena mojada, el bello paisaje que los rodeaba había quedado muy distante, ahora ambos estaban lejos, en los rincones de la soledad que dejaron los recuerdos de Natalia.

Ella empezó a llorar, se detuvo y se recargó en Rogelio, quien la había descubierto trabajando en una casa de citas de donde la sacó una noche y la llevó a su casa, para admirarla y hacerle el amor.

Natalia prosiguió: Mi padre escribió que conmigo había pagado sus pecados y me dijo que eso lo aceptaba, que tal vez se lo merecía, pero no aceptaba que yo llevara una vida así por su culpa. Me pidió que enderezara mi camino, que yo no tenía por que pagar por lo que no hice, que no me dejara arrastrar por la corriente de mierda, que eso no me llevaría a ningún lado más que al infierno, porque, según él, el infierno si existe, está en la cabeza de uno y cuando se envejece, es en lo último que vivimos, en el infierno de recuerdos que guardamos.

Después de un momento se percataron que tenían los pies metidos en el agua, la marea comenzaba a subir. Rogelio la abrazaba y Natalia no quería irse de ahí, en los brazos de aquel hombre se sentía protegida pero sobre todo, comprendida. Además, ambos sabían que daba igual, la hora del desayuno ya había pasado.

Mientras Natalia humedecía con lágrimas la guayabera blanca de Rogelio, él tenía otros pensamientos que la unían más a ella; pensaba en lo parecidos que eran sus pasados y sus vidas y se preguntaba qué hubiese respondido si ella le hubiese hecho la misma pregunta sobre su profesión. Y cavilaba si valdría la pena sacar a esa mujer de esa vida porque, según veía, ella no había hecho otra cosa que pagar por los errores de sus padres y si ella cometió errores, era mejor dejarlos en el pasado, donde ya estaban, el tampoco era un santo ni estaba limpio de pecado. Más bien pensaba que tal vez estaban hechos el uno para el otro y que, tal vez, ella podría ser la madre de los hijos que un día él quería tener.

martes, noviembre 20, 2007

Si tu amor perdura

Cuando mi corazón deje de latir

y mi mente de pensar;

El día que mi piel no sienta ya dolor,

ni haya más que lamentar;

Entonces sabré lo que siempre he querido,

que es saber si por tu amor perdido,

valía la pena llorar.

sábado, noviembre 10, 2007

La Ruta de los Sueños XL

Una pequeña incursión profesional

En uno de mis paseos por la ciudad me decidí a visitar la biblioteca de la Otto von Guericke Universität. Busqué libros en español pero no dí con ellos; es claro que moverse en una biblioteca tan grande, llena de alemanes y sin hablar alemán no es cosa fácil, sobre todo si uno no tiene negocio por ahí. Sin embargo, de pronto me encontré con el área de libros de Derecho. Lógicamente, atraído por saber acerca del área para la cual me preparé como profesionista, me puse a indagar entre los altos y largos paneles de libros que llenan los tres pisos de la moderna biblioteca. Entre otras obras de gran valor, me encontré con uno que particularmente llamó mi atención, se trataba de un libro títulado German Legal Sistem and Laws (Sistema Jurídico Alemán y sus Leyes), Nigel Foster & Satish Sule, Oxford, 2005, en el cual se analizan prácticamente todas las ramas del derecho alemán; llamaron mi atención algunos aspectos como lo es el derecho alemán frente a la Unión Europea, el derecho alemán durante el periodo en que el país cayó en manos del nacionalsocialismo y, debido a mi posición de recién egresado de la carrera de leyes, el capítulo titulado Legal Education and Legal Personel (Educación Legal y Personal Jurídico) capítulo que me pareció verdaderamente interesante por lo que se me fue el tiempo sin notarlo y al final me percaté que tenía ya buena cantidad de apuntes que no quise desperdiciar y me traje para transcribir los que me parecen más importantes al español y poder enriquecer así esta memoria de lo que voy descubriendo a mi paso por este país.
En el capítulo descrito descubrí que en Alemania un Volljurist es aquella persona que está capacitada en todas las principales ramas de las leyes y el sistema jurídico, es decir, alguien que es capaz de trabajar en cualquier ámbito del Derecho. (Voll traducido al español es completo o pleno y jurist se entiende como jurista/abogado, entonces resulta lógico ya que viene a ser algo así como abogado/jurista completo o pleno)
El libro, por ser una obra inglesa, destaca que en la tradición jurídica alemana, desde la enseñanza en las escuelas hasta la aplicación de la ley; existe poca relevancia en cuanto al caso legal que se atiende, en cambio, el énfasis se concentra en la letra de la ley, algo que en los países latinos no tendría mayor relevancia pues en ellos se sigue el modelo jurídico romano-germánico que no es otra cosa que un sistema legal en el cual la norma se elabora inicialmente y se aplica posteriormente a los problemas que en la práctica se presentan, de ahí que para los ingleses, que tienen otra tradición legal, sea importante aclarar el punto.
Según esta obra en Alemania no es fácil llegar a ser abogado, para ello hay que hacer una buena cantidad de exámenes y no todos logran pasarlos. Por ejemplo, dan un estimado de que por cada 15,000 alumnos que cada año comienzan sus estudios sólo logran pasar los primeros exámenes alrededor de 12,000 y citan como ejemplo lo ocurrido en 1999, cuando de 17,023 candidatos a alumnos lograron pasar alrededor de 71% de ellos pues fueron 12,099 los que llegaron a ser alumnos.
Después de cumplir con el plan de estudios los alumnos tendrán que realizar dos exámenes profesionales; el Referendarexamen (que es el primer examen profesional) tras el cual los alumnos que lo aprueban pasan a ser Referendaren. En el periodo entre el primer y el segundo exámen profesional, los alumnos tienen el estatus de servidores sociales y cuentan con un pago estatal durante un periodo de entrenamiento. Este periodo es de dos años, que a su vez se conforma de cuatro etapas que van de tres a nueve meses en los cuales se desarrollan actividades bajo la supervisión de tres supervisores.
Obtener estos lugares tampoco es fácil, ya que si hay excesivo número de candidatos para los puestos ofrecidos por el estado, entonces los candidatos son elegidos de acuerdo a los siguientes criterios:
― Resultados de los exámenes
― Tiempo en espera
― Consideraciones sociales (para el caso de personas con hijos o con incapacidades físicas, etc.)
En este periodo los Referendaren pueden ser enviados a alguno de los siguientes lugares:
- Una Corte Regular de Jurisdicción Civil
- Una Corte Criminal
- Un Fiscal
- Una Autoridad Pública 
- Una oficina de Abogados
Además, los candidatos deberán de cumplir con un periodo de entre cuatro a seis meses adquiriendo experiencia en un lugar de su elección, pudiendo ser alguno de los siguientes:
- Una Dependencia Pública
- Un Notario
- Un Institución Financiera
- Una Empresa Privada
- Un Ente con jurisdicción
Durante todo este tiempo tendrá supervisión de la autoridad educativa, de las autoridades administrativas para las cuales se desempeñe y de una persona de la barra de abogados.
Después de cumplir con ese periodo de capacitación práctica, los alumnos tienen la oportunidad de regresar a su escuela para prepararse para su segundo examen profesional.
Estos exámenes se conforman de hasta doce exámenes de entre tres a ocho horas de duración, principalmente escritos aunque también se incluyen exámenes orales. La forma y contenido varían según el Estado y la escuela. De esos segundos exámenes se tiene registro que normalmente 13% de los alumnos fracasan en su primer intento. Entonces se puede volver a realizar el examen una sola vez, incluso si se paso a la primera oportunidad pero se quiere mejorar en el resultado.
Después de pasar este segundo examen el alumno podrá ser considerado Volljurist y puede seguir cualquiera de las ramas del derecho que elija.
El capítulo se termina describiendo una serie de críticas al sistema educativo jurídico alemán en los siguientes términos:
La educación jurídica alemana ha sido por mucho tiempo criticada por lo estricta y larga que resulta pues muchos alumnos tienen que trabajar medio tiempo para poder realizar los entrenamientos y terminan la carrera con un promedio de 28 años, el cual resulta muy alto en comparación con los demás países europeos.
El hecho es que en algunas universidades alemanas en 90% de los estudiantes se ven forzados a pagar un instructor privado para poder contar con tutorías (repetitorium, en alemán, palabra tomada del latín) hasta por 18 meses y poder tener así mejores posibilidades de éxito en los exámenes debido a que sienten que la universidad no les ha dado la educación requerida.
La educación de las universidades es considerada como demasiado larga, demasiado general y carente de especialización en alguna de las ramas del derecho. (Al leer aquello último me sentí definitivamente familiarizado con el tema y no pude evitar recordar mi H. Facultad en la UABC y sus egresados.)

domingo, octubre 28, 2007

La Ruta de los Sueños XXXIX

Impresiones de la Fuerwache
En la antigua estación de bomberos, esa que hoy funciona como centro cultural aunque su nombre continúe siendo la Fuerwache, he retomado las clases de dibujo y pintura. Peter M. Heise, el maestro de la clase, un hombre delgado, de pelo blanco, mirada inteligente y enérgicos movimientos, me pidió que dibujara algo al acuarela y aunque lo he intentado no me ha salido nada; no veo más que manchas y figuras desfiguradas, él dice que es normal que al inicio uno no conozca la técnica y que la pintura de agua es lo más difícil. Me dejó la tarea de hacer un boceto sobre algún tema que me inspire para prácticar en la clase posterior. Luego pasamos a la clase de grabado y entonces, tuve la oportunidad de hacer uno de ellos. 

Eso fue en verdad algo significativo pues tuve la oportunidad de ver impreso un dibujo que por obra del destino traje conmigo sin saber que estaría en esta escuela y menos aún que tendría esta clase; se trata de un grabado en linóleo que dejo mi padre en manos de mi hermano. Es un trabajo verdaderamente fino, tan elaborado, que en el taller todos se quedaron asombrados al ver lo bien que está hecho. Todos tiene la misma opinión: no cualquiera puede hacer algo así, mi padre era un talento. Yo me siento aún más comprometido con la responsabilidad que dejo en mis manos, seguir con esa tradición no se ve tan sencillo, así que comienzo a sudar de nervios.
He elegido comenzar con la reproducción de una foto de una indígena Tarahumara. Marco las líneas sobre una placa de plástico, las limpió y después de un rato me voy a la prensa, aplico tinta, luego le quito el exceso y por primera vez hago girar un rodillo. Es pesado, más bien duro, se necesita fuerza para hacerlo avanzar sobre la matriz con el dibujo.
Por fin sale, el papel se debe remover con cuidado ya que ha sido tanta la presión que ahora está incrustado en el dibujo. Al levantar el papel lo veo, es un grabado sencillo que me gusta para enviárselo a mi madre en una carta.
Después imprimo tres copias del grabado de mi padre, algo anda mal, no sé qué, pero el grabado siempre sale con manchas. Preguntaré a mi hermano, tal vez él sabrá como imprimirlo mejor.
Finalmente, basado en el grabado original, saqué una nueva pequeña versión del mismo, lo hice más sencillo, solo como práctica. Ya encontraré después la oportunidad de profundizar en este arte, por ahora con conocer un poco de él será suficiente ¿Sí el tiempo alcanzara?
La clase se ha acabado, afuera la noche es muy oscura, el aire esta helado, cargado de brisa fría. Apenas se alcanza a ver el tejado de la iglesia al otro lado de la calle. Típica noche de otoño en Germania.

sábado, octubre 13, 2007

Un cuento de mi pueblo...

Z u m b i d o
Una pesadilla en Rosarito

Humberto se quedó dormido con la revista en las manos, a pesar de las imágenes de demonios y ángeles rojos, el sueño lo venció. No supo nada de sí, ni tampoco sintió la brisa fría que se coló por la ventana a media noche.

Cuando la pureza se quiere imponer a la maldad, ésta se irrita, se desencadena y no hay nada que la pueda contener…”

Esas fueron las últimas líneas que leyó antes de quedarse dormido y esas palabras lo siguieron entre sus sueños.

La casa de Humberto se encontraba a unas cuadras de la playa, en Rosarito. Habituado al ruido de las olas, eran pocas cosas las que lo podían despertar mientras dormía. Esa noche Humberto soñó cosas terribles: se vio entre llamaradas enfurecidas y mujeres que se transformaban en horripilantes criaturas que lo querían morder y devorar. Por la mañana, poco después de que saliera el sol, él se encontraba lejos de su habitación, escapando de uno de esos monstruos de ojos amenazantes y garras descomunales. A esa misma hora, sus dos mejores amigos pasaron a recogerlo; el día anterior habían quedado en ir a jugar béisbol. Cuando llegaron, saludaron a la madre de Humberto, una fiel católica que a esa hora salía a misa. Les dijo que él aún dormía, que pasaran a despertarlo porque antes ella no había podido.


Cuando entraron al cuarto no encontraron ahí a Humberto, lo buscaron en el baño y lo llamaron por el pasillo pero no apareció. Pensaron que debía andar buscando los guantes y las pelotas para el béisbol, ya era tarde y con él siempre era lo mismo. Luís y Roque, que eran sus amigos de toda la vida y de toda su confianza, no dudaron en esperarlo un rato en su habitación. Platicaron unos minutos acerca de los juegos pasados, de las chicas y de dos o tres cosas más hasta que, al ver que Humberto no aparecía, se les ocurrió que tal vez se encontraba en la tienda de enfrente, donde vivía Mateo, otro chico a quien también iban a pasar a recoger para irse a jugar. Dispuestos a salir del cuarto, se levantaron y se encaminaron hacia la puerta, entonces, justo cuando uno de ellos giraba la perilla, un fuerte ruido los asustó haciéndolos voltear a verse sorprendidos. Se trataba del despertador que estaba junto a la cama y había comenzado a timbrar en ese momento. Luís trató de apagarlo pero descubrió algo extraño en él y le pidió a Roque que viera las manecillas: marcaban las doce en punto. Roque le dijo que simplemente estaba mal sincronizado, que lo apagara, que no era para tanto. Luís trató de apagarlo y Roque, al ver que Luís no podía, intentó ayudarlo pero sus esfuerzos fueron inútiles, no pudieron encontrar el botón que detuviera su funcionamiento. Le buscaron por todos lados y hasta intentaron quitarle la batería, pero fue inútil: no la encontraron, parecía que el despertador estaba sellado y no dejaría de sonar. Cuando se cansaron de buscar la manera de apagarlo, ya cansados de oír aquel estruendoso chirrido, lo dejaron sobre el buró y se fueron a buscar a su amigo en la casa de Mateo.


Cruzaron la calle y se dirigieron a los abarrotes “La Bendición”; al entrar no vieron a nadie por eso se fueron hasta el fondo, al área de las carnes, donde siempre estaba Tavo, un muchacho que recién había comenzado a trabajar como carnicero en esa tienda. A él le preguntaron por Mateo y, de paso, le contaron lo del despertador. Él les dijo que Mateo estaba atrás, en su casa y respecto al despertador, en tono sarcástico les dijo que se lo trajeran, que el las podía “de todas, todas” y que no tardaría más de un minuto en resolverles ese problema. Pasaron a la trastienda, desde donde se podía entrar a la casa de Mateo, a quien encontraron recostado en un sofá, viendo las caricaturas del pájaro loco, con un vaso de leche en la mano y comiendo galletas de nieve; le preguntaron por Humberto y le contaron lo que había pasado en su cuarto. Emocionados por lo que estaba ocurriendo, parecía que ya se habían olvidado de ir a jugar béisbol, pues los tres salieron corriendo hacia la casa de enfrente. Además, Tavo, que a esa hora no tenía clientes, dejó encargada la vitrina con el abarrotero y se fue corriendo con ellos, la curiosidad lo había picado. Una vez en el cuarto de Humberto, vieron azorados como el despertador seguía sonando; el que trabajaba de carnicero, por ser el mayor, se sintió obligado a tomar control y revisó el reloj hasta que encontró el compartimiento de las baterías. Se las quitó, pero al ver que el despertador seguía sonando le dio miedo, se apartó, dijo que ese despertador se sentía raro, que vibraba demasiado fuerte, como si estuviera vivo y que era imposible que siguiera sonando sin las pilas. Tomó el despertador y salió a la calle seguido por los tres muchachos que vestían incompletos uniformes de béisbol. Una vez afuera Tavo lo azotó con fuerza contra una pared pero el aparato en vez de apagarse sonaba cada vez más intensamente.

―¿Y Humberto? −se preguntaban intrigados.

Luis, Mateo, Roque y Tavo estuvieron de acuerdo en que ese aparato se tenía que apagar con o sin dueño, así que trajeron gasolina y le prendieron fuego. Hasta aquí todo era emocionante y divertido, la calle se había llenado de las carcajadas y parecía que todo terminaría en algo chusco; cuando llegó Humberto, les dijo que había tenido que salir corriendo a alcanzar a su mamá para que le diera dinero, pero que fue hasta la iglesia donde la alcanzó. Cuando le contaron lo del despertador les dijo que estaban locos, que el despertador tenía un botón grande, arriba, que con ese se apagaba. No les creyó lo que le decían y se echo a reír cuando le contaron lo de las baterías:

―Ahora sí se la jalaron−les advirtió.

Cuando de nuevo comenzó a sonar, emitiendo un zumbido ensordecedor, se quedaron callados y Humberto preguntó por lo que sonaba:

―¡Ese es tú despertador!–le contestaron sus amigos al mismo tiempo.

Humberto terqueó que ese no era, que así no sonaba, pidió le dijeran qué era eso que se oía pues aquello parecía un toro bramando. Cuando el fuego se apagó aún se podía apreciar el armazón medio derretido, con pequeños pedazos que aún conservaban el color rojo que antes tuvo. Lo que había sido un reloj−despertador ahora vibraba, parecía como si estuviese enojado y los ojos de los chicos buscaron una respuesta para ello entre sí. Con un palo movieron el destrozado armazón y de éste se desprendió el motorcillo, que se veía un poco deformado, de color verde, asemejando un mayate pero zumbando fuertemente.

―¡No mamen!−gritó uno−¡Esa madre está viva!


Uno de ellos trajo una pesada piedra y la estrelló sobre el endiablado motor. La piedra rebotó sobre el aparato, que hizo un chasquido y dejó de sonar; rodó la piedra al costado y debajo quedó un pedazo de chatarra aplastado. Humberto lo tomó con la mano y al frotar la tierra y el hollín que lo cubría quedó impactado, peló los ojos y su mueca hizo que a los demás se les enchinara la piel. Bajó lentamente la mano y les mostró a los demás esa cosa por un instante, luego, con un relampagueante movimiento de reflejos y nervios alterados, lanzó el pedazo de metal lo más lejos que pudo. El sonido que antes fue de un bello y útil reloj-despertador de manecillas, alterado ahora por quién sabe qué fuerzas ocultas, osciló por el aire y se fue a perder entre las hierbas que crecían al fondo de la calle.

―¿Lo vieron? −preguntó a los demás.

―¡Si! ¡Era una cabeza de toro! −dijo uno.

―¡Si! ¡Con cuernos!−asintieron los demás, a quienes se les habían borrado las sonrisas y mostraban ahora una cara de preocupación.

Los cuatro chicos se veían perturbados, ansiosos de encontrar una explicación a lo que pasaba aquella mañana tan extraña. Tavo les dijo que aquello era muy raro, que mejor él no quería broncas con esas cosas, se persignó y se despidió recomendándoles que tuvieran cuidado.

Los demás pensaron que era un marica pero ninguno se atrevió a decir nada, ellos también hubiesen querido escapar de aquel lugar. Entonces fueron a la casa de Humberto, pero no quisieron entrar, prefirieron esperarlo en el porche, frente a la puerta de la casa.

Desde la sombra vieron por la ventana de la tienda como Tavo se metió entre los refrigeradores de la carne y se puso a trabajar, vieron la hora y se dieron cuenta de que ya era tarde para ir al juego en el campo Benito Juárez, que estaba a 13 cuadras desde la Magisterial, donde ellos vivían. Cuando Humberto salió y estaba cerrando la puerta escucharon un sonido conocido, era algo parecido al zumbido de un zancudo, pero debía ser enorme, pues sonaba tan fuerte que se parecía al sonido de un helicóptero y, además, se estaba acercando. Voltearon a ver el cielo, buscando ver de qué se trataba. Entre los árboles todo lucía normal, algunos pájaros revoloteaban entre sus ramas y mil abejas se revolcaban entre las flores del jardín. Comenzaron a caminar hacia la calle, apresurados, casi empujándose, no querían descubrir que aquel zumbido provenía de nuevo de lo que había sido un reloj−despertador. Cuando ya estaban sobre la acera, Roque les dijo a los demás que miraran sobre el tejado del porche, en la esquina había algo que tenían que ver. Era algo irreconocible desde esa distancia, pero ellos sabían que no era un pájaro, ni un insecto, ni tampoco alguno de los adornos del patio, era el mismo ser que salió de la alarma, el que se transformó con el fuego. Empuñaron sus bates de béisbol un momento, como imaginando hacerle frente en caso de que se acercara, pero luego de ese instante de valor, salieron corriendo rumbo a la calle principal, el Boulevard Benito Juárez. Mientras corrían, escucharon el zumbido detrás de ellos, yendo y viniendo de un lado a otro, pero nadie veía al animal y poco antes de llegar a la parada de los taxis se dieron cuenta de que ya no se oía. Se tranquilizaron y se animaron mutuamente.


Humberto venía notablemente alterado, su inconciente estaba lleno de posibilidades respecto a lo sobrenatural, tanto escuchar a su madre hablar de santos y vírgenes lo habían hecho sensible a esas cosas; y que decir de sus tantas desveladas de terror, leyendo esas revistas de temas espectrales. Todo aquello era demasiado para su joven conciencia, él sabía que no podría con eso. Un chico católico no puede cambiar de pronto de un ambiente blanco e inocente a uno de varias dimensiones, con realidades diametralmente opuestas a la suya. El precio apagar era alto y muy pocos podían con él.

Al llegar a la esquina del boulevard, frente a la Chiquita Bar, pararon un taxi y cuando se iban a subir Roque pegó un saltó atrás. Al ver aquello, el taxista, con un acento costeño, les indicó:

―¡Súbanse, súbanse! ¡Nomás cuidado con ese animal que se acaba de meter, ahí le sacan la vuelta! ¡No les vaya a picar!

El pájaro/insecto-reloj/despertador con cabeza de toro, se encontraba parado sobre el respaldo del asiento delantero, volteando hacia atrás, exactamente hacia la puerta trasera por donde ellos querían entrar. Luís azotó la portezuela y le gritó al chofer:

―¡No, gracias!

El taxista se molestó por aquel azotón, echó algunas mentadas a los chamacos y salió quemando llanta en su taxi amarillo con blanco.


Los cuatro amigos estaban incrédulos, se preguntaban a sí mismos si aquello era real, si no estarían soñando, pero ninguno dijo nada, tenían el habla cortada. Hicieron la parada al próximo taxi pero la historia se repitió, el horrendo animal se encontraba, inexplicablemente, parado sobre el respaldo del asiento delantero, volteando hacia atrás, exactamente hacia la puerta trasera por donde ellos querían entrar. No sabían con certeza que debían hacer, sí paraban otro taxi se encontrarían de nuevo al diablo ese parado en el mismo lugar y sí se iban a cualquier otro sitio de nuevo los perseguiría. Parados ahí por los menos no escuchaban el horrible zumbido detrás de ellos. Sintieron que estaban encadenados a esa parada de taxis y, por miedo a lo que pudiera pasar, esa parecía su mejor opción.

Luís quiso llamar a sus padres desde el teléfono público de la esquina y cuando se acercó se encontró con el animal parado sobre la caseta telefónica. Pegó un grito y corrió hacia sus amigos. Les dijo que ya no podía más, que iba a irse corriendo a su casa y que no le importaba irse solo, ni tampoco sí el animal lo seguía. Cuando arrancó los demás se quedaron mirándolo petrificados. También vieron como el animal emprendió el vuelo tras él y se dieron cuenta como del pequeño monstruo alado iban saliendo varios más, como si fuese regando copias de sí mismo.


Todos ellos se espantaron con aquella visión, entendieron que ante ese nuevo panorama en ningún lugar estarían a salvo y emprendieron la carrera detrás de su amigo. Al llegar a “La Bendición” se encontraron con una grotesca escena: Tavo, el abarrotero y Doña Mele, una vieja clienta de la tienda y vecina de la cuadra, se encontraban tirados en el piso, estaban muertos y eran devorados por algunos de esos mismos seres que los perseguían. Los pequeños animalejos no se inmutaron con su llegada, ni dejaron de hacer lo que estaban haciendo. Sus cuerpecillos resplandecían bañados en sangre con la luz del sol que entraba por las ventanas. Se movían lentamente, dando jalones a las tiras de carne que arrancaban con sus dientes.

Los muchachos salieron de la tienda y vieron la calle desolada, ahora no se oía un solo ruido, ni se veía un alma. Inexplicablemente, esa, que era una calle donde siempre abundaba la vida, en la que nunca cesaban los sonidos de niños que juegan, de perros que ladran y de gente que transita de manera ininterrumpida, en ese momento lucía lúgubre, cubierta por un halo de misterio. Con cautela caminaron hacia la casa de Humberto, poniendo atención a todo lo que les rodeaba; querían saber que estaba pasando y cuando en voz baja se preguntaron que hacer, el zumbido ensordecedor de cientos de pequeños monstruos llegó a sus oídos. Al mismo tiempo pegaron todos un grito mezcla de angustia y desesperación, tan alto que llegó hasta la termoeléctrica, al otro lado de la ciudad, donde, para su mala suerte, nadie los escuchó.

Corrieron desesperados y se metieron a la casa mientras el cielo se nublaba como cuando una plaga de langostas atacó Egipto. No había resquicio en el horizonte por donde no se mirara uno de esos animales. Cerraron la puerta con tanta o más fuerza que la portezuela que un rato antes Luís había azotado al taxista. Oyeron como los animalejos se iban estrellando contra ella y los cuatro se pegaron de espaldas a la pared de la sala, tratando de protegerse de la inminente entrada de esos seres que parecían venidos del infierno.


―¡Agua bendita! −gritó Roque.

―¡Tu mamá debe tener agua bendita! −insistió. Humberto corrió al lado izquierdo de la sala, donde su madre, mujer católica devota, mantenía un pequeño altar a la virgen de Guadalupe, con velas que ardían noche y día, retratos de la familia y un recipiente de agua bendita. Era suficiente como para darse un baño, no tenían idea de porque había tanta, pero eso era algo en lo que no se pusieron a pensar en aquel momento, era su vida lo que les importaba proteger. Humberto se armó de valor y corrió de nuevo, fue hacia la alacena, se puso a gatas y buscó bajo el zinc. Allí encontró los botes que buscaba y corrió de nuevo hacia sus amigos que ahora ya estaban en cuclillas preparando la defensa. Afuera sonaba como si estuviesen cayendo pelotas de béisbol en forma de granizo, era un escándalo tremendo, parecía como si se fuese a caer la casa, que de vez en vez, comenzaba a crujir. Por las ventanas se veían las sombras de los aterradores animales, volando como enjambre alrededor. Misteriosamente a las ventanas no se acercaban.

Ellos no lo sabían pero la madre de Humberto, desde adentro, cada domingo regaba con agua bendita toda la casa; como las ventanas las abría para limpiar, el agua bendita llegaba hasta el mosquitero, donde quedaba impregnada.

Los cuatro prepararon los dos pares de atomizadores que trajo Humberto, los llenaron con el agua bendita y luego se fueron juntos a rociar las puertas, de una en una hasta que terminaron. También rociaron cada rincón oscuro que encontraron y, armados de valor, también subieron al ático. Cuando ponían el agua bendita, el ataque de aquellas criaturas de Satán se incrementaba y se oía como rasgaban la madera de puertas y ventanas; los muchachos llegaron a creer que sería mejor parar, pero luego se dieron cuenta que los diabólicos seres se enojaban cuando caía el agua, que se volvían más agresivos y luego, cuando el agua empapaba lo suficiente, ya no se acercaban. Así pasaron todo el día y mucho después de que cayó el sol, ya cerca de la media noche, cuando los ataques de aquellas infernales criaturas prácticamente habían acabado, se durmieron. No les importó no tener sueño y dormirse prácticamente contra su voluntad; el recuerdo de las manecillas del reloj señalando las doce los asustaba e imaginarse lo que podría pasar a esa hora los inquietaba. Aquello era algo que por ninguna razón querían vivir.


Al amanecer del día siguiente Humberto despertó primero que los demás; aterrado por sus extraños recuerdos quiso despertar a sus amigos para preguntarles si todo aquello había sido cierto o sí solo había tenido una pesadilla. Cuando estaba apunto de hacerlo sintió un miedo terrible, tan sólo imaginarse que sus recuerdos fuesen ciertos lo detuvo. Decidió esperar y se quedo muy serio pensando en todo lo que recordaba. Trató de hacerse a la idea de que todo aquello era un sueño y lo hizo tan bien que ya se había creído que nada había pasado. Entonces le vino una idea: encender la luz y ver si en verdad todo era producto de su imaginación, de ser así, no encontraría rastros de lo que recordaba. Al prender una lámpara, sus ojos casi se salieron de su orbita y su piel se le erizó como nunca había sentido. Descubrió los atomizadores con agua bendita junto a la cama y por la ventana, un diablillo lo miraba.

F I N