La vida esta cargada de señales
que no he podido descifrar.
Salen al paso mientras camino
más no las puedo interpretar.
Son simples marcas imborrables
que a veces siento acariciar.
Aunque luego desconfío
y las prefiero no mirar.
El que sigue indicaciones
nunca vuelve a ser igual.
Porque sí sigues el camino,
ya no puedes regresar.
También siento escalofríos
cuando empiezo a sospechar,
que con signos el destino
me quiere revelar:
“― Juan José ¿Dónde has estado?
Te he buscado sin parar.
Sí el tiempo usaste con atino,
No te debes asustar.
Sabrás lo que en tiempo debe ser
y no te debes preocupar.
La señal sólo se entiende
cuando llegas al final.”
Oírlo fue un alivio
que permite respirar,
pero si lo escucho tal vez mi vida,
es la que está por terminar.
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