lunes, junio 11, 2007

La Ruta de los Sueños XXXIII

De Paseo por Praga

La casa que baila y el Castillo al anochecer

Siguiendo con mi andar me fui caminando entre las casas y edificios que están del lado oeste del puente; pronto descubrí que en esa zona se encuentran las representaciones diplomáticas de muchos países y que la zona la conforman un conjunto de bellas construcciones y calles de grandes árboles. Allí, en otoño, todo se mueve en armonía: los árboles dejan caer gran cantidad de hojas al suelo y estas, a su vez, se van apilando sobre el suelo formando tapetes amarillos que se multiplican con contrastes de colores y que, además, despiden un olor a fresco que sólo en un ambiente así se puede crear. Entre la brisa del río y el rocío que corre entre los árboles arrastrado por las hojas de un lado a otro, se podría decir, que el otoño disfruta junto a los paseantes del atardecer.

Caminé sobre el río cruzando uno de los puentes y desde ahí miré como el resplandor del castillo comenzó a sobresalir poco a poco mientras caía la noche.

En el otro extremo del puente me encontré con un bello edificio moderno de figura caprichosa. Tiene una fachada de cristal azul que parece emerger de la tierra de forma espectacular ya que tiene una serie de columnas que poco a poco toman la vertical formando bajo ellas un cobertizo que aloja la entrada principal. Lo sigue una columna redonda que también es la fachada frontal y va de arriba abajo cubierta de ventanas que se alinean de manera irregular.

Es peculiar edificio es el Tancini Dum (conocido popularmente por su nombre en inglés The Dancing House o La casa que baila para nosotros). Está ubicado sobre la avenida Rasinovo Nabrezi que hace esquina justo frente al Moldava.

Fue construido entre 1992 y 1996 y el plan original era nombrarlo Astaire & Rogers, en honor a una famosa pareja de bailarines, aunque al final se quedo con un nombre más comercial. De cualquier manera a mí asombro su estampa y me pareció genial que existan cosas así, que sean capaces de romper con la línea de los edificios antiguos pero no con el encanto. Es, en pocas palabras, un edificio propositivo y elegante.


Después caminé junto al río, me dirigí hacia un lugar desde donde se pudiera ver claramente el castillo y me senté en una banca; ahí me quedé un rato absorto, con la vista clavada sobre el gigante de piedra que se alza sobre la montaña, al otro lado del río, el cual conforme iba anocheciendo iba brillando más y más. Contrario a todo lo que lo rodeaba, que se iba perdiendo de vista entre la oscuridad. Las luces que lo iluminan lo hacen ver tan precioso, que es como si no fuera cierto lo que ven los ojos, pero en realidad en un anti-espejismo, la anti-tesis de una ilusión porque es tan real como mágico y precioso a nuestros ojos. Muchos me acompañaban en ese ritual, era como si el castillo fuese el sol y nosotros mirásemos un atardecer. El viento comienza a soplar pero no es frío, es tan sólo refrescante.

Cuando me cansé de ver tanta belleza, si es que se pude llegar a cansar uno de eso, me metí de nuevo entre las callecitas praguenses, donde las lucecitas que salpican paredes y fachadas hacen que uno sienta respeto por tantos años acumulados urbanamente. Seguí embobado, caminando entre los empedrados mientras mis ojos se perdían entre tejados y campanas de iglesias hasta que me topé de nuevo con el río y con la gente que seguía contagiada por la magia del castillo resplandeciendo en la oscuridad, lejano pero imponente. Invitando a la imaginación a soñar.


2 comentarios:

verdette dijo...

pinche juanjo, que envidia de la good.
Lástima que europa quede tan lejos cuando apenas soporto un par de horas de vuelo.
Me gustaria conocer ahi por donde andas pero no parar hasta estambul.
Suerte

Juan-Jo dijo...

Hey, ¿Que onda Verde? pues si te animas me tienes que avisar, por que me han contado cosas muy buenas de Estambul:con 14 millones de habitantes, con una parte en Asia y otra en Europa y tres puentes para cruzar el canal del Mar Negro. Por lo que he oído allá hay cosas casi mágicas y mucho, mucho que ver...Te quisiera contar más cosas pero este espacio no me alcanza, luego te escribo un correo. Prometido.