Para entrar tuve que pagar Kc30 coronas. Apenas di el primer paso y supe que había sido una buena inversión, además, por ese precio me dieron una postal muy bonita y la iglesia lucía esplendorosa del suelo al cielo.
Las paredes, forradas de mármol, mostraban también figuras de santos y otros sobresalientes personajes.
Mirando cosas cada vez más increíbles posé mis ojos sobre el cielo interior y me quede largo rato admirando aquellos frescos que rematan esa paradisiaca experiencia.
Me paseé de un lado a otro, embobado por tanto lujo, tratando de explicarme como era posible todo aquello. Subí entonces una enroscada escalinata y volví a ver ese recinto, pero ahora desde un nivel más arriba. Los frescos desde ahí lucían aún más radiantes, más perfectos los dibujos y cuando estaba ahí, desbordado en mi capacidad admiración, escuché un hombre hablando en inglés, que rondaba los 50 años y decía: “My God! I feel like in heaven”. Ese pequeño comentario me ayudo a comprender que lo que estaba presenciando era fuera de lo normal, pero era cierto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario