Todos
los problemas de la República Mexicana
vienen
de nuestros gobernantes que no nos aman.
No
nos pueden amar porque para amar al prójimo
primero
debe el político amarse a sí mismo.
Que
es lo mismo que decir: Debe ser legítimo.
Ignoran
que gobernar es lograr un cometido
que
es poder dar Amor a quien los ha elegido.
Porque
al amarte a ti mismo puedes amar a tu tierra
y
a la gente que viven en ella
y
a los animales que la habitan
y
a los que por ella transitan.
Y
siempre tiene que preguntarse uno a sí mismo,
si
lo que uno hace, se hace por lo que ama uno.
Y
cuando se hace por uno y lo que uno quiere,
cuando
uno se quiere, entonces todo sale bien,
porque
es también lo que Dios quiso.
Pues
se hizo pensando en su tierra,
en
su gente, en sus animales y en los que la transitan.
Y
no hay más grande satisfacción que estar bien con uno mismo.
Pues
cuando uno se quiere y se ama
uno
se ve bien y muy bien se siente uno con lo que hizo.
Y
uno no se ve feo, ni artificial, ni operado,
ni
en vivo, ni maquillado cuando sale en la tele,
como
parece se debe ver hoy en día un dirigente.
Porque
los que no se quieren a si mismos se ven mal
y
no saldrán bien ni siquiera teniendo su propio canal.
Y
bien sabemos que político insatisfecho
mira
a su pueblo con despecho,
y
todos terminamos pagando operaciones,
bodas,
amantes y aviones de lujo
que
tampoco sirven de nada
pues
nuestra clase política
más
y más huele a cagada.
Y
a sus subordinados,
que
cumplen deseos a sus amos,
y
llevan a cabo lo que al corrupto le viene en gana.
Recuerden
y tengan en presente:
"Nadie
está obligado a violar la Carta Magna".
—
El poeta desatado
24/Octubre/2014
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