He llorado en Navidad,
un ligero llanto de alegría
al descubrir que esta vida
la he vivido con esperanza,
condición idónea para comenzar cualquier día.
Porque me he embarcado en batallas perdidas
que no me han quebrantado,
y tras las cuales me he reinventado
para volver a empezar;
porque ha sido un placer iniciar donde nací
y poder, desde ahí,
labrar un destino que recibí solamente escrito al llegar.
Agradezco a la vida por ser conciente de esto
y encajar así en la estructura del universo,
aunque a veces esto implique portarme mal.
Debiendo aprender de mis errores
para saber
que lo único importante en la vida
es poder amar,
que la vida es para disfrutarse
y compartirla con los demás.
desde mi bañera en Klosterberge-Privatweg, a 25 de diciembre de 2011
domingo, diciembre 25, 2011
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